[1] Es una tendencia esencial, pues da pie al resto de las vanguardias europeas del siglo XX.
No se trata de un ismo más, sino que es considerado la ruptura definitiva con la pintura tradicional.
El cubismo literario es otra rama que se expresa con poesías cuya estructura forma figuras o imágenes que ejemplifican el tema, la rima es opcional y no tienen una métrica específica ni se organizan en versos.
Los detalles se suprimen, y a veces acaba representando el objeto por un solo aspecto, como ocurre con los violines, insinuados solo por la presencia de la cola del mismo.
Se eliminan los colores sugerentes que tan típicos eran del impresionismo o el fovismo.
El monocromatismo predominó en la primera época del cubismo, posteriormente se abrió más la paleta.
El cuadro cobra autonomía como objeto con independencia de lo que representa, por ello se llega con el tiempo a pegar o clavar a la tela todo tipo de objetos hasta formar collages.
Ya antes que él, los neoimpresionistas Seurat y Signac tendieron a estructurar geométricamente sus cuadros.
Por otro lado, el imperialismo puso a Occidente en contacto con otras civilizaciones con un arte propio y distinto del europeo.
En su sala 41 aparecieron obras de Jean Metzinger, Albert Gleizes, Henri Le Fauconnier, Fernand Léger y Robert Delaunay.
Hubo otras adhesiones, como la de la mecenas Gertrude Stein o los marchantes como Ambroise Vollard y Henry Kahnweiler.
Otros poetas, además de Apollinaire, defendieron el nuevo estilo: Pierre Reverdy y Max Jacob.
Gino Severini, a quien se considera el más cubista dentro del futurismo, lo criticó en Del Cubismo al Clasicismo (1921), aunque con el tiempo (1960) reconoció que debía al cubismo gran parte de su técnica.
Se seguían representando sillas, botellas o figuras humanas, aunque las descompusieran en planos y volúmenes geométricos.
Comenzó en 1912 a trabajar el cubismo analítico, con obras como Naturaleza muerta con damero (1912), Museo Nacional de Arte Moderno, Centro Georges Pompidou).
Braque, que había sido el primero en utilizar la caligrafía, y que más de una vez intentó imitar la madera o el mármol, fue quien inició esta última fase del cubismo al realizar papier collés, pegando directamente papeles decorados en la pintura.
Emblemática es su Place Ravignan, naturaleza muerta ante una ventana abierta (1915), donde el exterior se representa a la manera tradicional, con perspectiva renacentista, mientras que el interior de formas deconstruidas y compuestas desde diversos puntos de vista con planos quebrados.
Tras esta etapa regresa a las técnicas figurativas donde queda impresa la influencia de las vanguardias.
Muchos de los pintores cubistas, al ser franceses, fueron llamados a la lucha (Braque, Léger, Metzinger, Gleizes, Villon y Lhote).
Pero la mayoría de los pintores hasta entonces cubistas, empezando por el propio Picasso, fueron adoptando nuevas tendencias, como ocurre con Duchamp y Picabia, que crearon el dadaísmo o Mondrian que se adhirió a la abstracción.
Como los arquitectos, los escultores no dan forma a un volumen, sino que crean espacios.
Escultores que crearon obras cubistas fueron Alexander Archipenko, Jacques Lipchitz y Henri Laurens, además de los españoles Pablo Gargallo y, sobre todo, Julio González, pionero en el uso del hierro gracias a la soldadura autógena, lo que abrió todo un mundo de posibilidades a la escultura del siglo XX.
[8] Aunque ya desde el propio Guillaume Apollinaire se escriben obras adscritas temporalmente a este movimiento artístico,[9] no encontramos una definición y experimentación escénica ni dramaturgia hasta principios del siglo XXI,[10] época en la que el dramaturgo Rafael Negrete-Portillo re-describe este término,[11] aplicándolo en especial a las artes escénicas y focalizándolo en el espectador (prosumidor).
Por su parte, Andor Weininger presentó una escenografía que expresaba los ideales de La Bauhaus, para la Mechanical Stage Revue en 1926.
En esta obra se aprecia igualmente su predilección por las formas y los volúmenes, propia del cubismo cezaniano.
Por una fase cubista pasó el gran pintor neerlandés Piet Mondrian al instalarse en París en 1911.
Sus estudios sobre el ángulo recto, y las formas planas acabaron llevándole a la abstracción.
Se vio influido por Delaunay, lo que le llevó a realizar sus mejores obras construidas sobre todo con el color: Conquista del aire (1913) y muchas Naturalezas muertas (1913-14).
Además de los ya citados, se puede considerar que hicieron obras cubistas: Manuel Ángeles Ortiz, Marcel Duchamp, Sonia Delaunay, Emilio Pettoruti, Aram Koupetzian, Carlos Sotomayor, María Blanchard y Enrique Sobisch.
El purismo de Charles Edouart Jeanneret y Amadée Ozenfant surgió en 1918 como una derivación del cubismo.