Los tratados europeos han permitido formalmente el desplazamiento y los ciudadanos europeos poseen derechos formales de empleo en el sector estatal (aunque no como aprendices en ciertas ramas, por ejemplo como magistrados).
Para comienzos del siglo VI los francos, bajo el liderazgo del rey merovingio Clodoveo I y sus hijos, habían consolidado su dominio en gran mayoría de lo que actualmente es el territorio de Francia, país al que designaron con su nombre.
En el Reino de Jerusalén establecido por los cruzados en el año 1099, no más de 120.000 francos (predominantemente cristianos occidentales que hablaban francés) gobernaron sobre 350.000 musulmanes, judíos, y cristianos nativos del este.
Inicialmente en su gran mayoría se asentaron en la Colonia del Cabo, pero posteriormente fueron rápidamente absorbidos en el pueblo Afrikáner.
[25] Durante el 1700 y comienzos del 1800, tuvo lugar una pequeña emigración desde Francia hacia el Imperio austrohúngaro, en lo que es actualmente Austria, Hungría, Eslovaquia, Serbia y Rumania, este movimiento fue producto de una invitación oficial de los Habsburgos.
Reemplazó a la monarquía francesa, gobernada en virtud del derecho divino de los reyes.
El concepto anti-Francia de Charles Maurras enfrentaba al pueblo católico francés contra cuatro "estados confederados" que agrupaban a los: judíos, masones, protestantes y los metecos.
Las sucesivas oleadas de inmigrantes durante los siglos XIX y XX fueron por lo tanto rápidamente asimiladas en la cultura francesa.
[28] Sin embargo, existen algunas fuentes de información que si brindan datos al respecto: Hay quienes sostienen que Francia apoya el ideal de una única cultura nacional homogénea, apoyándose en la ausencia de identidades diferenciales y por evitar el uso del término «etnicidad» en el discurso francés.
[34] A lo largo del siglo XX Francia experimentó un alto nivel de inmigración desde Europa, África, y Asia.
[38] Según Emmanuel Todd la relativamente alta exogamia de los argelinos franceses puede ser consecuencia del vínculo colonial entre Francia y Argelia.
[40] En el año 2005, los niveles de inmigración se redujeron un poco a 135.890 personas.
Desde los comienzos de la Tercera República (1871-1940), el estado no ha categorizado a las personas según los orígenes étnicos que ellos declaran poseer.
A pesar del discurso oficial de universalidad, la nacionalidad francesa no siempre ha representado una ciudadanía automática.
[50] Además, la ciudadanía moderna está relacionada con ideas de participación cívica (también llamada libertad positiva), que implica votar, demostraciones, peticiones, activismo, etc.
Esto ha inducido a varios autores (Philippe Van Parijs, Jean-Marc Ferry, Alain Caillé, André Gorz) a teorizar sobre el concepto de un ingreso mínimo garantizado tal que impediría ser excluido de la ciudadanía.
[52] En Francia especialmente en años recientes, la concepción de ciudadanía oscila entre universalismo y multiculturalismo.
Desde hace mucho tiempo la ciudadanía francesa ha sido definida mediante tres factores: integración, adhesión individual, y el derecho del suelo (jus soli).
Dado que en Francia, el Estado precede a la Nación, las políticas voluntarias han tomado un papel importante en la creación de esta identidad cultural común.
[53] Por otra parte, la interiorización de un legado común es un proceso lento, que B. Villalba compara con la aculturación.
[50] Villalba advierte sobre no confundir procesos recientes de integración (relacionados con la así llamada "segunda generación de inmigrantes", que padecen discriminación), con procesos más antiguos que forjaron la Francia moderna.
Villalba muestra que toda nación democrática se caracteriza por su proyecto de trascender todos los tipos de membresías particulares (sean biológicas – o consideradas como tales,[54] étnico, histórico, económico, social, religioso o cultural).
"[50] Ernest Renan expresó esta concepción republicana en su famosa conferencia, Qu'est-ce qu'une nation?
Una nación-estado no está compuesta por un único grupo étnico homogéneo (una comunidad), sino por una variedad de individuos que desean vivir juntos.
Mientras que el Imperio Británico prefería un sistema de gobierno indirecto, que no mezclaba a los colonos con los pueblos colonizados, en teoría la República Francesa prefería un sistema de integración y consideraba a partes de su imperio colonial como si fueran Francia misma, y a su población como franceses.
Este ideal también produjo la oración algo irónica con que comenzaban los libros de texto escolar en Francia y sus colonias: "Nuestros ancestros los galos...".
El espíritu francés no le presta atención a consideraciones etnográficas: difícilmente Francia cree en la raza...
Esto ha sido blanco de críticas, algunos sostienen que no se cumple con el principio de igualdad ante la ley, dado que la nacionalidad francesa no se adquiere automáticamente al nacer, como es el caso en una ley de "doble jus soli" clásica, pero que debe ser solicitada al entrar en la adultez.
Por lo tanto, los niños nacidos en Francia hijos de padres franceses son tratados en forma diferente a los niños nacidos en Francia hijos de padres extranjeros, estableciendo un hiato entre estas dos categorías.
Teniendo en cuenta las dificultades inherentes a la situación económica nuestro objetivo, es tender hacia una 'inmigración cero' ".