Pintura renacentista

[1]​ Se fue perfeccionando a lo largo del siglo XV en las ciudades estado italianas, comenzando por Florencia, bajo el mecenazgo de los Médici.

El papel de defensores de las artes que rivalizaban entre sí por dar más brillo a sus estados, fue desempeñado por los Montefeltro en Urbino, los Sforza y los Visconti en Milán, los Gonzaga en Mantua y los Este en Ferrara.

En Roma fueron los papas quienes llamaron a los distintos artistas de la época para trabajar en los palacios papales.

[1]​ En un primer momento, en el quattrocento (siglo XV) se investigaron distintos aspectos técnicos.

En Fray Angélico adquieren importancia el color y una cierta sensibilidad, si bien su temática sigue siendo religiosa, con composiciones que enlazan directamente con los modelos medievales precedentes.

[2]​ Fue sustituida por la sensibilidad barroca en diferentes momentos, según los países, observándose que en lugares como Inglaterra se recibe más tardíamente y perdura cuando ya el resto del Continente está en pleno Barroco.

Un directo antecesor de esta nueva sensibilidad fue Giotto, maestro que rompió con el estilo bizantino.

Piero della Francesca estudió el realismo visual y la perspectiva lineal, como puede verse en su Flagelación de Cristo, 1477-1479, Urbino.

La siguiente generación de artistas florentinos logró un mayor refinamiento: Benozzo Gozzoli, Domenico Ghirlandaio y, sobre todo, Sandro Botticelli.

En Umbría se destacó Perugino, maestro de Rafael, así como Pinturicchio y Luca Signorelli.

Una destacada figura veneciana de principios del siglo XVI fue Giorgione, al que se pueden atribuir cuadros como la Venus dormida, La tempestad y Los tres filósofos.

Rafael, por su parte, destacó en la pintura religiosa y también en el retrato de nobles.

Su discípulo Parmigianino representa obras con figuras elongadas, como la llamada Madonna del cuello largo (1540).

Venecia siguió dando grandes pintores, con obras plenas de sensualidad y colorido.

Finalmente, los Bassano son una familia con la que se cierra el renacimiento pictórico en Venecia.

En Bélgica se produce la paulatina decadencia de Brujas, apreciándose influencia leonardesca en pintores como Adriaen Isenbrandt y Ambrosius Benson.

Se destacan: Joachim Patinir, pues concede gran importancia al reflejo naturalista del paisaje en sus obras.

Muy pronto la invasión del protestantismo disipó el verdadero ideal en la pintura holandesa y aunque sigue italianizante en el siglo XVI se limitan los asuntos a pintar las costumbres y paisajes del país.

En España, por proximidad geográfica y lazos de todo tipo (históricos, comerciales, etc.), los modelos del Renacimiento italiano llegaron por la Corona de Aragón, difundiéndose más tardíamente en Castilla, donde prevalecía la influencia del gótico flamenco.

[9]​ Se suele dividir la pintura renacentista de España en tres períodos diferentes, todos del siglo XVI: Sobre una base de estilo gótico flamenco, se empiezan a adoptar algunos modos italianizantes.

Entre los pintores españoles cuya obra se puede relacionar con el monasterio, se encuentran Juan Fernández Navarrete (1526-1579) llamado El Mudo, influido por autores de la escuela veneciana como Tiziano o Tintoretto[16]​ y Luis de Carvajal.

En Alemania existía una poderosa escuela gótica de gran patetismo, violencia y expresionismo.

En el palacio de Fontainebleau trabajaron decoradores italianos como Rosso, Primaticcio y Niccolò dell'Abbate.

En esta época alcanza gran esplendor el género del retrato, con Jean Clouet y su hijo François.

El primero realiza lienzos mitológicos y retratos dibujados o a lápiz.

La Capilla Sixtina , cuyos frescos suponen una de las cumbres de la pintura renacentista, no solo los pintados por Miguel Ángel sobre el altar y en la bóveda, sino por los de las paredes, de artistas del primer renacimiento como Botticelli .
Parmigianino , La Madona del cuello largo , 1535-1540, óleo sobre tabla.
Jan Gossaert , Retrato de Balduino de Borgoña , h. 1530- 1540.
Anunciación de van Leyden .
Autorretrato (1498) de Durero, Museo del Prado.
Escuela de Fontainebleau : Diana cazadora , 1550-1560.