Alberto Durero, hijo de un orfebre húngaro que se estableció en Núremberg, es el máximo representante del Renacimiento en Alemania.
El embajador español en Londres, Alonso de Cárdenas, compró a Murray el autorretrato por encargo del noble y coleccionista Luis de Haro, quien a su vez se lo regaló al rey Felipe IV en 1654.
El cuadro permaneció en la colección real española hasta su ingreso en 1827 en el Museo del Prado, inaugurado ocho años antes.
Este autorretrato de Durero es, tal vez, la pintura del artista más popular en todo el mundo.
Prueba de ello es que la marca multinacional juguetera Playmobil puso a la venta, en 2011, un click (muñeco) caracterizado como el pintor autorretratándose en el cuadro del Prado.
Durero se representa como un gentilhombre de la nobleza, vigoroso y joven, con una altivez casi arrogante.
Está vestido elegantemente, muy escotado, con el cabello y la barba muy cuidados, anticipando en cierta manera los retratos de Bartolommeo Veneto.
Al fondo, debajo del marco de la ventana se muestra una inscripción que dice: "1498.
En 1493 pintó el Autorretrato que se conserva en el Museo del Louvre, realizado sobre pergamino después pegado sobre lienzo, con las siguientes dimensiones: 57 × 45 cm.