Entre 1822 y 1831 residió en Roma pensionado por el duque de Villahermosa.
Como pintor destacó en el género del retrato, donde deja notar la influencia de los Madrazo con una línea acabada y preocupada por el detalle de una estética claramente neoclasicista, aunque por momentos se vislumbra un aliento romántico.
Parte de las litografías de esta obra fueron realizadas en París, lo que le obligó a realizar varias estancias en dicha ciudad.
[4][5] Como historiador del arte, publicó artículos de diversa temática en las principales revistas culturales de su época: El Artista, Semanario Pintoresco Español, El Museo Universal, o la francesa Gazette des Beaux-Arts.
En las páginas de El Artista publicó en 1835 la primera biografía española del genial aragonés.