Socialismo utópico
[8] Marx y Engels creían que no se debería fantasear con «imágenes» distractoras de falansterios o estados imaginarios, sino organizar a los trabajadores exponiendo las contradicciones del capitalismo.[9] Los principales utopistas fueron: «Saint-Simon, en quien la tendencia burguesa sigue afirmándose todavía, hasta cierto punto, junto a la tendencia proletaria; Fourier y Owen, quien [...] expuso en forma sistemática una serie de medidas encaminadas a abolir las diferencias de clase».[12] Aunque las propuestas de los primeros socialistas no forman un cuerpo homogéneo ya que existen notables diferencias entre ellas, presentan algunas características comunes.Un último rasgo, aunque no compartido absolutamente por todos, fue el optimismo, su confianza en el progreso y en la posibilidad del cambio social que pusiera fin a la explotación y a la opresión para conseguir la regeneración moral de la humanidad.[15] Hasta finales del siglo XVIII, la concepción de una sociedad utópica estuvo confinado a elucubraciones filosóficas o literarias.Se puede comenzar en la concepción del paraíso perdido, en la Biblia cristiana, hasta la Edad de Oro en la mitología griega y romana.Críticas hacia la propiedad privada y el Antiguo Régimen continuaron durante la Ilustración en el siglo XVIII a través de pensadores como Gabriel Bonnot de Mably[16] y Jean-Jacques Rousseau en Francia.[17] Tras la agitación de la Revolución Francesa, el comunismo surgió más tarde como una doctrina política.Para ello, debía desplazarse a los sectores improductivos y los productivos debían dirigir los destinos de la nación, ejerciendo cada vez menos gobierno (entendido como despotismo) y más administración En función de esa propuesta, no se oponía a la propiedad privada, pero propuso suprimir la herencia, de manera que la acumulación que cada uno lograra fuera producto del propio esfuerzo y no hubiera enormes acumulaciones generacionales.En definitiva, su utopía consistía en un capitalismo equitativo, sin anarquía económica, con una planificación que permitiera superar la pobreza y evitara las guerras entre naciones.Fourier era un defensor del «trabajo atractivo», idea que desarrolló más tarde Pierre-Joseph Proudhon.A su vez, los miembros del falansterio cobrarían un salario por las tareas realizadas, pero éstas no tendrían todas la misma remuneración.El hecho de compartir las ganancias del producto, sin que un capitalista o un financista se reservara para sí la mayoría de los ingresos, haría que el conjunto del falansterio ganara mucho más dinero que cualquier empresario, pues el prorrateo de las inversiones y el ahorro producido por la socialización de los servicios individuales (comida, vestimenta, vivienda) acrecentaría enormemente las ganancias: la verdadera industria atractiva daría cuatro veces más ganancias que la «falsa industria».[20] Más adelante propuso «granjas cooperativas» (villages of cooperation) que también tenían lugar para los emprendimientos industriales, pero básicamente estaban volcadas a la agricultura.Al principio lo ideó como un plan para resolver la desocupación, pero pronto se convirtió en un método de regeneración social.Las granjas colectivas tendrían la función de generar un nuevo espacio moral y educativo, que para Owen eran los dos factores más importantes por los cuales se corrompían las personas en la sociedad.En el interior mismo, la educación de los colonos respondía habitualmente a los valores cuestionados.Lograron construir diversas colonias en América, pero casi todas fracasaron económicamente y su llama se extinguió a fines de siglo.El sector más «industrialista» del sansimonismo se integró a la burguesía francesa, tras las propuestas de grandes industrias estatales.La doctrina de Saint Simón ejerció una gran influencia en Rusia (Aleksandr Herzen y Nikolái Ogariov).Ronald Creagh, que trabajó en estos “laboratorios de utopía” libertarios en Estados Unidos, sitúa al movimiento comunitario en una historia mucho más larga que comienza con las comunidades de inspiración owenista o fourierista.[22] El movimiento hippie reivindicará su filiación con los socialismos utópicos: Patrick Rambaud, uno de los pilares de Actuel, actor y observador del movimiento francés del sesenta y ocho, así lo reconoce: “Las comunidades no nacieron en los años 60 en Estados Unidos.Los vínculos son a veces incluso estructurales entre comunidades socialistas utópicas y hippies, por ejemplo Joan Baez, que se habría criado en la Ferrer Colony de Stelton (Nueva Jersey).