De hecho, es habitual que las comunicaciones orales leídas en un congreso se publiquen posteriormente, o incluso estén disponibles previamente para su discusión en él (la utilización de Internet es un vehículo muy utilizado en estos casos).
No es habitual que, como ha ocurrido con algunas publicaciones científicas, renuncien al papel y a la distribución tradicional por kioscos, librerías o correo postal y se presenten únicamente como edición digital o ezine, con todas las consecuencias que ello tiene (publicación electrónica o ciberedición pero sí es habitual que mantengan páginas web de muy desigual concepción y utilidad que entre otras posibilidades, suelen permitir el contacto por correo electrónico (para el envío de originales o la petición de suscripciones o números atrasados), la consulta por internet de sus catálogos y en algunos casos de una parte mayor o menor de su contenido.
En la primera mitad del siglo XIX, la historiografía romántica, basada en la erudición y el método histórico crítico, inició la edición de corpus documentales mucho más sistemáticos y seculares, como Monumenta Germaniae Historica o Corpus Inscriptionum Latinarum, cuya descomunal envergadura implicaba la publicación secuencial, de alguna manera similar a la de las publicaciones periódicas, aunque siguiendo un ritmo propio, esporádico, no necesariamente regular.
El Annual Register, Edmund Burke 1758) recoge desde esa fecha la historia de cada año, de manera similar a como lo hacían los anales regios o monásticos o los anuarios con resúmenes periodísticos que se elaboran en la actualidad.
El Historisch-politische Zeitschrift desde 1832 hasta 1836, fundado por Leopold Von Ranke) y el Zeitschrift für Geschichtswissenschaft desde 1844 hasta 1848, por Wilhelm Adolf Schmidt, donde colaboraron también Ranke y los hermanos Grimm) fueron revistas de historia alemanas cuya experiencia siguió con más continuidad Historische Zeitschrift, todas ellas anteriores a la unificación.
Son muy comunes en toda Europa y en Estados Unidos desde finales del siglo XIX, también en este caso precedidas por el ejemplo de las germanófonas.
A mediados del siglo XX las corrientes de renovación historiográfica se agruparon en torno a revistas de gran categoría científica que buscaban el debate, como Past and Present y Annales, generando polémicas muy fructíferas (transición del feudalismo al capitalismo, crisis del siglo XVII, etc.) y proponiendo nuevos campos de investigación (por ejemplo, la microhistoria, que surgió en torno a Quaderni Storici).