Los mismos contienen actas, documentos históricos y piezas diversas relativas a una determinada materia.
Estos registros eran, en primer lugar, el nombre de los cónsules y otros magistrados, y luego los acontecimientos notables que habían ocurrido durante el año (per singulos dies, tal como dice Servio).
En tiempos de Cicerón a estos registros se les denominaba Annales Maximi.
Los Anales se suelen identificar con los Commentarii Pontificum citados por Tito Livio, aunque bien pudieran ser distintos, siendo estos últimos más completos y circunstanciales.
También los Annales de Ennio del siglo II a. C., que aunque están escritos en latín, estilísticamente se inspiraron en la tradición poética griega, particularmente en las obras de Homero, y en la métrica que utilizaba, el hexámetro dactílico.
En ese espacio algunos monjes anotaban brevemente los hechos importantes que habían tenido lugar en el año.