Annales maximi

[1]​ Para Macrobio y Festo, se les llamaba maximi no por su tamaño, sino porque estaban redactadas por el Pontifex maximus.

Allí se podían leer los prodigios, los grandes juicios, los hechos militares y los tratados, que tuvieron lugar durante el año.

Cicerón calificaba a los Annales Maximi como una obra agradable (jucundius) por su amigo Ático,[4]​ lo que debería entenderse como una broma sobre su sequía literaria.

Aunque la pérdida debió ser grande para los historiadores romanos posteriores, el Pontifex maximus Publio Mucio Escévola en c. 130 a. C. habría publicado en dos libros un resumen de estos archivos antiguos.

Los Annales se suelen identificar con los Commentarii Pontificum citados por Tito Livio, aunque bien pueden ser distintos, siendo estos últimos más completos y circunstanciales.