Objetividad

Por la definición antes dicha, la objetividad es un desideratum (latín para cosa deseada), en cuanto es tratada siempre por sujetos.

En efecto, en su mayor generalidad, la objetividad ontológica solamente descansa en la noción de invarianza.

Los objetos llamados empíricos o materiales se distinguen por su continuidad espacio-temporal, la intermodalidad (convergencia de los sentidos: vista, oído, etc.), así como otras propiedades físicas que los científicos expresan mediante leyes.

La objetividad en sentido epistémico no es sinónimo de verdad, aunque a menudo solemos confundir los dos conceptos.

El objetivo de un sujeto está relacionada con planteamientos tanto epistémicos como morales.

La encontramos habitualmente formulada en términos de neutralidad, imparcialidad, o impersonalidad.

Se supone que para ser objetivo, a la hora de expresar un juicio, el sujeto debe abandonar todo aquello que le es propio (ideas, creencias o preferencias personales) para alcanzar la universalidad, esto es, aquello que Thomas Nagel llamó el "punto de vista de ninguna parte" (the view from nowhere).

Desde ese momento, se considera que objetividad, como lo contrario a lo subjetivo, es dar opiniones o ver las cosas desde un punto de vista general, que considere balancead amente los factores cuantitativo y cualitativos de un tema.