Thomas Nagel

Es conocido por su crítica de los estudios reduccionistas sobre la mente en su artículo ¿Qué se siente ser un murciélago?

Nagel ha contribuido al debate actual entre la cultura posmoderna y una visión más racionalista del mundo.

Otras contribuciones importantes de Nagel incluyen su artículo ¿Qué se siente ser un Murciélago?

Si lo mental fuera simplemente un engrane más en una cadena de procesos funcionales: neurofisiológicos, químicos, mecánicos, etc., entonces cualquier ser que implementara un algoritmo y tuviera las partes necesarias podría ejecutar esas funciones (¿un robot?)

Por lo tanto, la mente parece ser algo más que los funcionamientos físicos y fisiológicos, por decir, del cerebro.

Quizá, una sugerencia que Nagel considera pero no origina en él sino en Bertrand Russell, lo mental es la cualidad intrínseca de esos procesos (qualia).

Muestra escepticismo sobre si algún día sea posible manejar un concepto como justicia global entre los distintos estado-nación.

Recientemente junto con otros filósofos como John Rawls, Ronald Dworkin y Robert Nozick escribió un documento dirigido a la Corte Suprema de los Estados Unidos abogando por la permisibilidad legal y moral de la eutanasia.

Nagel ha sido muy influyente en los campos relacionados de la filosofía moral y política.

Sus ideas distintivas se presentaron por primera vez en la monografía corta The Possibility of Altruism, publicada en 1970.

Pero es importante tener las relaciones de justificación correctas: cuando una persona acepta un juicio moral, él o ella está necesariamente motivado para actuar.

Eso significa, prácticamente, que un valor eterno e intrínseco genera razones para cualquiera.

Nagel llama a esto «disociación» y lo considera un análogo práctico del solipsismo (la idea filosófica de que solo la propia mente seguramente existirá).

Uno puede legítimamente «limitar» las demandas que le imponen las razones objetivas de los demás.

Además, en su trabajo posterior, Nagel encuentra un fundamento para las llamadas restricciones deónticas de una manera que Scheffler no pudo.

Siguiendo a Warren Quinn y Frances Kamm, Nagel los fundamenta en la inviolabilidad de las personas.

La medida en que uno puede llevar una buena vida como individuo respetando las demandas de los demás conduce inevitablemente a la filosofía política.

Pero esta tesis, verdadera para los individuos, no se aplica al estado, que es un agente colectivo.

Para Nagel, honrar el punto de vista objetivo no exige nada menos.

Thomas Nagel en 1978.
Thomas Nagel dando clases de ética