A este gran historiador le resultaba insatisfactoria la aproximación estetizante de la historiografía del arte, por lo que se empeñó en buscar tanto conexiones filosóficas como otro tipo de análisis interdisciplinares (entre ellos, antropológicos), para comprender los hechos artísticos.
A la par que estudiaba la cultura del Renacimiento en Florencia, Warburg se interesó por el influjo de la Antigüedad en la cultura moderna, hasta el punto de que esta "segunda vida" del mundo clásico se convirtió en su obra más personal.
En 1909 comenzó a organizar su gran proyecto en Hamburgo, la enorme Biblioteca Warburg (base del futuro Instituto Warburg), para que funcionara como depósito de su colección privada y para la educación pública.
Allí estuvo el gran filósofo Ernst Cassirer, y dio unas famosas conferencias (el centro Warburg influyó en su giro simbólico), y tuvo como estudiantes destacadísimos a Erwin Panofsky o Edgar Wind, futuros grandes estudiosos.
Todos han seguido la tradición interdisciplinar, mezclando historia, filosofía, religión y arte.