En 1979, Ginzburg hizo una petición al papa Juan Pablo II para que abriese los Archivos de la Inquisición.
En la decisión del Vaticano de abrir estos archivos, el cardenal Ratzinger (que más tarde se convirtió en el papa Benedicto XVI) atribuyó a la carta de Ginzburg un papel decisivo.
[1] Sin embargo, su acción política más notoria fue la que produjo su brillante escrito Il giudice e lo storico.
Lo hizo con Paul Ginsborg, Marcello Flores, Sergio Luzzato, Claudio Pavone y Enzo Traverso.
[cita requerida] En Il filo e le tracce (2006), aparecen historiadores, novelistas, inquisidores, eruditos, chamanes, o poetas.