Cimabue

[1]​ Debido a la escasa documentación que queda, no se sabe mucho de la vida del mismísimo Cimabue.

[2]​ A juzgar por los encargos que recibió, Cimabue parece haber sido un artista muy considerado en su día.

Mientras trabajaba en Florencia, Duccio fue el principal artista, y quizás su rival, en la cercana Siena.

Desafortunadamente, estas obras ahora son débiles sombras de su apariencia original.

Durante la ocupación del edificio por las tropas invasoras francesas, se prendió fuego la paja y dañó seriamente los frescos.

El agua se llevó gran parte de la pintura del cuerpo y la cara.

Estudios recientes han demostrado que en realidad la renovación operada por Cimabue no fue algo absolutamente aislado del contexto europeo, ya que, en primer lugar, sus maestros fueron precisamente bizantinos, y, en segundo lugar, la propia pintura bizantina mostraba signos de estar evolucionando hacia una mayor representación de los volúmenes y un incremento del diálogo con el observador.

Cimabue fue pionero en una tendencia al naturalismo, pues sus figuras estaban representadas con sombras y proporciones más parecidas a las reales.

¡Cuán poco dura tu verdor sobre la cumbre, Si no se sigue una época de decadencia!

Cristo presenta los músculos pectorales marcados por una musculatura tripartita, las manos extendidas en la cruz, y un suntuoso preciosismo en la cortina.

En los extremos del brazo horizontal se pintan los dos dolientes, la Virgen y San Juan, aparece en la mesa con el título dado por Pilato, mientras que los lados hay otro motivo decorativo que imita la tela.

Resultó muy dañado por las inundaciones de la ciudad en 1966, y ha sido sólo parcialmente restaurado.

Tras siglos de ásperos colores pastosos, Cimabue fue entonces el primero en extender mórbidos esfumados.

La Maestà (Virgen en majestad), pintada hacia el año 1280 para la iglesia del convento de San Francisco de Pisa, se encuentra hoy en el Museo del Louvre, París.

Cimabue, aun respetando la iconografía tradicional de la Virgen con Niño estableció un nuevo canon con el cual se deben comparar los pintores posteriores, sobre todo Giotto.

En esta ópera está ampliada la majestuosidad, a través de un gran campo en torno a la Virgen (recuerda a la Virgen del Bordón de Coppo di Marcovaldo), es mejor la representación naturalística, sin concesiones al sentimentalismo (la Virgen y el Niño no se miran y sus manos no se tocan).

Este retablo tuvo un eco inmediato, recogido por ejemplo hacia el año 1285 por el sienés Duccio di Buoninsegna, en su aristocrática Madonna Rucellai – obra que durante mucho tiempo se atribuyó erróneamente al propio Cimabue -, entonces en la iglesia de Santa Maria Novella y hoy en los Uffizi.

La llegada de Cimabue a Asís significó el ingreso en el prestigioso encargo papal de artistas florentinos y la elección del maestro se debió casi con seguridad a la fama que había adquirido en Roma en el año 1272, aunque no conozcamos las obras de Cimabue del período romano.

El trabajo ha sido objeto de fuertes repintados producidos en época tardía.

La principal novedad de este retablo es el mayor sentido tridimensionales del trono de María, que crea un verdadero y auténtico escenario debajo del cual se abre una pequeña galería que por un efecto ilusionístico aparece en el centro como una exedra: aquí se encuentran los bustos de Jeremías, Abraham, David e Isaías que parecen haber aparecido en un espacio definido realista.

Pero en el año 2000, la National Gallery adquirió una Virgen con Niño entronizada con dos ángeles que se parecía mucho a la Flagelación, coincidiendo en detalles como el tamaño, los materiales, los bordes rojos y los márgenes con incisión.

La Maestà (1270) del museo del Louvre , París.
Crucifijo , iglesia de Santo Domingo de Arezzo, 267x336 cm.
Crucifijo , Museo de Santa Croce, Florencia, 390x433 cm (antes de los daños por el aluvión de 1966)
Maestà con san Francisco , Asís.
La Crucifixión .
San Juan evangelista , mosaico en el ábside de la catedral de Pisa