Se aficionó pronto a los idiomas, la historia y la arqueología.
Estudió italiano, francés, inglés, latín, griego, alemán, árabe y hebreo; en 1822 fue paje del nuncio Santiago Giustiniani y en 1823 se unió a los Cien mil hijos de San Luis, pero fue apresado en Talavera, encausado en Madrid y encarcelado en el convento de La Cabrera.
La Sociedad Numismática Matritense de 1837, renombrada Sociedad Española de Arqueología, cambió su nombre definitivamente en 1863 a Real Academia de Arqueología y Geografía del Príncipe Alfonso, y su director facultativo y contador fue Castellanos hasta su disolución en 1868.
La revolución de 1868 supuso un parón en la gran carrera de este devoto isabelino; sin embargo, en 1886 fue nombrado director del mismo.
En 1864 aparece entre los impulsores de la Sociedad para socorrer heridos y enfermos militares en campaña y en 1867, al formarse la sección española de dicha Sociedad, fue el primer secretario general de la Asamblea de lo que será llamado Cruz Roja Española.