Biblioteca Nacional

[3]​ Ocupan el primer lugar en la tipología bibliotecaria por la larga tradición de sus colecciones, sus numerosas funciones, su carácter enciclopédico y por conservar el patrimonio bibliográfico nacional.

Después de la Revolución Francesa, estas colecciones reales se abren al público y comienzan a denominarse bibliotecas nacionales.

En este congreso se discutió, entre otros temas, la apertura de las bibliotecas nacionales a usuarios no especializados.

Las directrices internacionales recomiendan dos ejemplares como requisito mínimo exigible: uno destinado a la preservación y otro al uso.

[10]​ Esta medida también sirve para registrar y constatar los derechos de autor.

La función primordial de esta agencia u organismo es recopilar la bibliografía nacional.

[16]​ Francisco I transfirió la colección en 1534 a Fontainebleau y la fusionó con su biblioteca privada.

[14]​ La primera verdadera biblioteca nacional se fundó en 1753 como parte del Museo Británico.

Esta nueva institución fue la primera de un nuevo tipo de museo: nacional, que no pertenece ni a la iglesia ni al rey, abierto libremente al público y cuyo objetivo es coleccionar todo.

[17]​ Las bases del museo se encuentran en el testamento del médico y naturalista Sir Hans Sloane, quien reunió una envidiable colección de curiosidades a lo largo de su vida que legó a la nación por 20.000 libras esterlinas.

A estas se unió en 1757 la Biblioteca Real, reunida por varios monarcas británicos.

Anthony Panizzi se convirtió en bibliotecario principal del Museo Británico en 1856, donde supervisó su modernización.

Felipe V firmó el Real Decreto fundacional, que aclaraba el carácter público de la biblioteca, abierta a «todos los estudiosos» y establecía las normas fundamentales para su funcionamiento.

[26]​[28]​ Antes de ser llevadas a Rusia, las colecciones sumaban unos 400.000 volúmenes, incluidos unos 13.000 manuscritos medievales y modernos.

Algunas bibliotecas más pequeñas intentaron llenar el vacío que dejó, aunque en menor escala.

[25]​ En la recién formada república estadounidense, James Madison propuso por primera vez la institución de una biblioteca del Congreso en 1783.

Los libros en polaco de la biblioteca (unos 55.000 títulos) fueron devueltos a Polonia por la República socialista Soviética Rusa en 1921.

Varios libreros y editores ofrecieron sus obras al Parlamento de Fráncfort para una biblioteca parlamentaria.

Como bibliotecario de la Bibliothèque Mazarine, Jacques Auguste de Thou la transformó en la biblioteca más grande del mundo en aquella época.
La colección de libros y manuscritos de Sir Hans Sloane fue legada al Museo Británico.