C en Mesopotamia,[5] no obstante las primeras monedas de metal aparecen en el siglo VIII a. C. en Éfeso y Persia.
El primer modelo bancario del que se tiene registro histórico data de la Antigua Roma.
Un paso decisivo fue la impresión o grabado de un sello oficial que garantiza y certifica el peso fijo del lingote.
Es posible que el coleccionismo de monedas ya existiera en la Antigüedad.
[13] Durante los primeros años del Renacimiento, la realeza y la nobleza europeas coleccionaban monedas antiguas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en Alemania se puso en marcha un proyecto, Studien zu Fundmünzen der Antike (Hallazgos de monedas del periodo clásico), para registrar todas las monedas encontradas en Alemania.
Aunque a los numismáticos a menudo se los caracteriza como estudiantes de las monedas, la disciplina actual incluye también el estudio de otras formas modernas del dinero y muchos aspectos con él relacionados, incluyendo su uso, historia, geografía, arte, economía, metalurgia, procesos de manufactura, etc. Entre otras formas modernas del dinero que estudia la numismática estarían el cheque, el papel moneda o billete, la acción y el bono (escripofilia), la tarjeta de crédito y la ficha monetaria (monetiformes).
En este sentido la numismática juega un papel importante, ya que a través de las monedas (tiradas especiales, cambios de material, etc.) consiguen descifrarse y comprenderse asedios, motivos reales e imperiales, flujos económicos, etc.
[16] Cuando una moneda está entre dos categorías, se indica con una barra o pleca inclinada, por ejemplo: EBC/MBC.
En cualquier variante (billete, pagaré, letra de cambio, cheque, cédula)