De vuelta en Europa, estudió arquitectura en París con Jacques-François Blondel y los arquitectos del círculo de Soufflot y pasó cinco años en Italia.
Pasado ese tiempo, en 1755, viajó a Inglaterra y estableció un despacho de arquitectura en Londres.
Trabajó para Augusta, Princesa de Gales haciendo unos fantásticos jardines en Kew, y en 1757 publicó un libro sobre diseño Chino que tuvo gran influencia en el gusto de la época.
Desarrolló sus intereses por lo chino con ‘Disertaciones sobre los jardines Orientales’ (1772), una fantástica elaboración de las ideas inglesas sobre el estilo natural de hacer jardines en China.
Chambers fue más internacional en sus perspectivas (su título fue en su origen un honor sueco) y fue influenciado por el Neoclasicismo continental (en el que a su vez influyó) la hora de diseñar para sus clientes británicos.