Exotismo

Desde entonces, el fenómeno continúa por las artes plásticas, la música, la filosofía y, en general, en todas las expresiones culturales.

Aunque la moda del exotismo tenga altibajos, como ocurre con la llamada world music y el diseño e ideología que vehicula, se demuestra que los consumidores occidentales siempre han apreciado soñar con lo extranjero.

En toda Europa, y especialmente en España, la recepción de los productos y expresiones americanas había abierto ya desde el siglo XVI la nueva sensibilidad hacia lo exótico, que está en el origen del mito del buen salvaje.

La filosofía de Confucio es recibida y la sociedad china comparada con la europea, del mismo modo que en China se hace lo propio (Baltasar Gracián pudo poner un ejemplo moral con el Discreto Taicosanma).

El orientalismo, ya en época del Romanticismo, es la variante del exotismo que amalgama todas las culturas situadas más al este de Europa (Asia) pero también el islámico norte de África (Egipto y el Magreb), e incluso España, entendida tópicamente por los románticos (Washington Irving, Prosper Mérimée) como tierra de bandoleros, toreros y gitanos, eternamente medieval, y poblada de refinados reyes moros decadentes en la Alhambra y sombríos inquisidores.

El exotismo tiene relación con lo desconocido y lo lejano.