El término se refiere al Oriente, o que es procedente del Este,[1] en contraste con el occidente u Oeste, y, a menudo, se conoce en Occidente como "una forma de realismo radical".
Para el palestino Edward Said, la palabra «orientialismo» expresa un modo occidental de inferiorizar a las culturas asiáticas que "permite la dominación política, económica, cultural y social de Occidente no solo durante la época colonial, sino también en el presente".
[5] La palabra se usa con menos frecuencia como término para los artistas ingleses del siglo XIX.
Otros, especialmente Linda Nochlin, han tratado de extender su análisis al arte, con resultados ambiguos.
[12] Refiriéndose no al estudio de la Edad Antigua, sino al de Oriente durante el período histórico del imperialismo europeo en la Edad Contemporánea (del siglo XVIII a mediados del XX -cuando se produce la descolonización-), el término "orientalismo" ha adquirido connotaciones negativas al implicar, en ciertos usos, interpretaciones prejuiciosas o anticuadas sobre las culturas y pueblos de Oriente.
Este punto de vista fue articulado sobre todo por Edward Said (Orientalismo, 1978, Cultura e Imperialismo, 1993).
En la novela de Gustave Flaubert Salammbô la antigua Cartago es el opuesto a la antigua Roma: una raza y una cultura semitas opuestas a la latinidad, corruptora moralmente e imbuida de un erotismo peligrosamente atractivo.
En estas obras el mito del oriente exótico, decadente y corrupto está más plenamente articulado.
Algunos pintores orientalistas fueron: En España el principal ejemplo fue Mariano Fortuny (1838-1874), que viajó a Marruecos donde quedó prendado del pintoresquismo local.
Ésta fuente era referente y lugar de inspiración para varios artistas del periodo Barroco como Rembrandt, quienes se nutrían, a su vez, del erotismo opulento representado en las escenas del harem, cuyo valor en occidente además de introducir una nueva concepción del vestido y la sensualidad reposa en que cambió la manera de concebir la aproximación a lo erótico, pues en oriente era parte de la cultura y por consecuencia, cultivado y no prohibido.
Carácter claramente marcado por la poca, o más vale nula, incidencia del Cristianismo en la cultura oriental.
[15] Esta publicación fue la que más influenció dentro de las múltiples que intentaron documentar la cultura de esta región y su influencia sobre las artes decorativas francesas y la arquitectura, es innegable, pues en el Periodo Imperial inciden los motivos egipcios.
[16] Con esto en mente, el artista Antoine-Jean Gros nunca visitó oriente, sin embargo, en su pintura se reconocen los vestidos exóticos, con los colores y telas características del Oriente construido por Europa, y además la arquitectura monumental propia de esas tierras.
[17] Ello se refleja, por citar un ejemplo, en que las odaliscas a pesar del entorno colorido y exótico son de fisionomía europea.
Más tarde árabes ricos con togas se convirtieron en un tema popular, especialmente durante la crisis del petróleo de los años 1970.
Algunos nombres: Wilhelm Hammerschmidt; J. Pascal Sebah; Adolphe Braun, Hippolyte Arnoux; G. Lekegian; Felice Beato y Antonio Beato, Frank Mason Good , Edward L. Wilson; Luigi Fiorillo; Luigi M. Molinari; Antoine Schier; Félix Bonfils, Francis Frith, Georges y Constantine Zangaki, en Egipto.
Antoine Zilposche, Francis Frith, Pascal Sebah & Joailier y Abdullah frères en Turquía.
Frank Mason Good, Francis Frith en Siria o A. Cavilla, John H.Mann y Albalat en Marruecos.