Marcelino Sanz de Sautuola

[2]​ Su asistencia en 1878 a la Exposición Universal de París (a la que en principio concurría con productos regionales), durante la cual aprovechó para visitar el pabellón antropológico y observar materiales prehistóricos similares a los que conocía y tenía en su pequeña colección, fue decisiva para la nueva y más importante deriva de sus intereses.

El año siguiente, 1880, Marcelino presentó las pinturas y sus conclusiones sobre ella y los demás materiales en sus Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander[4]​ en cuya lám.

La publicación causó un gran impacto, pues no se esperaba que nuestros ancestros prehistóricos exhibieran tan alto nivel cultural.

Tras un informe encargado por Cartailhac a uno de sus colaboradores, Harlé, que en 1881 sentenció que eran modernas, el caso se consideró zanjado, y las pinturas de Altamira no se volvieron a tener en cuenta ni a citar, de tal forma que "la obra maestra del primer Arte fue condenada al ostracismo durante más de veinte años".

Posteriormente, su principal crítico, Cartailhac, publicó el abreviadamente citado "Mea culpa d'un sceptique",[6]​ reconociendo su equivocación y mostrando sus tardíos respeto y admiración por el ya desaparecido erudito cántabro.

La película, patrocinada también por el Gobierno de Cantabria y la Fundación Botín y rodada en inglés con vistas a su explotación exterior, no cosechó sin embargo en España el éxito previsto, al menos en su primera semana de exhibición.