Segundo bienio de la Segunda República española

[108]​ Por su parte Ángel Luis López Villaverde ha afirmado que «la CEDA, principal referente de la derecha, nunca creyó en los principios democráticos».[98]​ La pretensión del gobierno de Lerroux era «moderar» las reformas del primer bienio, no anularlas, con el objetivo de incorporar a la República a la derecha «accidentalista» (que no se proclamaba abiertamente monárquica, aunque sus simpatías estuvieran con la Monarquía, ni tampoco republicana) representada por la CEDA y el Partido Agrario.Como el Vaticano le hizo saber que la Constitución era un obstáculo insalvable para firmar un concordato Pita Romero presentó en agosto un proyecto, más breve, de modus vivendi.[168]​ Los gobiernos radicales tampoco dieron marcha atrás en el tema del subsidio por desempleo, que aumentaron a noventa días por año trabajado.Indalecio Prieto afirmó en las Cortes que los socialistas nunca dejarían sola a Cataluña, «porque con ella estará todo del proletariado español».[255]​[256]​ «Aquí comenzó a vivirse un momento determinante en la vida del socialismo», ha señalado José Manuel Macarro Vera.En el primer documento predominaban las medidas revolucionarias (como la nacionalización de la tierra o la disolución del ejército, como paso previo a su reorganización democrática) frente a las medidas reformistas (en la administración, hacienda e industria, que no sería socializada, aunque los trabajadores tendrían cierto grado de control sobre las empresas, junto con «medidas encaminadas a su mejoramiento moral y material»), mientras que el segundo documento lo que propugnaba era la continuidad de las reformas del primer bienio.[279]​ Del Rey Reguillo coincide con José Manuel Macarro Vera quien ya había destacado que tras su salida del gobierno «los socialistas veían amenazada su legislación social» y el «monopolio del que habían gozado en las instituciones de arbitraje laboral, junto con el control arbitrario de muchos ayuntamientos», por lo que la República «ya no era una estación de tránsito hacia el socialismo, sino un impedimento para alcanzarlo».Como el paro era claramente ilegal y sin aviso previo el Gobierno de Ricardo Samper clausuró la Casa del Pueblo y detuvo a varios dirigentes obreros, incluida la Ejecutiva de la UGT en pleno, excepto a Largo Caballero, por su inmunidad parlamentaria.[292]​ Según González Calleja y otros historiadores estas discrepancias responderían: En cuanto a la búsqueda de alianzas, el único paso que dio Largo Caballero fue apoyar las Alianzas Obreras promovidas por pequeñas organizaciones proletarias, como Izquierda Comunista o el Bloque Obrero y Campesino (BOC), que las entendían como «alianzas antifascistas» —de hecho en febrero de 1934 Largo Caballero se entrevistó en Barcelona con Joaquín Maurín, líder del BOC—.[105]​ De esta forma «los socialistas demostraron idéntico repudio del sistema institucional representativo que habían practicado los anarquistas en los años anteriores», ha señalado Casanova.Los enfrentamientos armados más duros se produjeron en la zona minera de Vizcaya donde el Ejército y la Guardia Civil tuvieron que combatir contra los insurrectos.Toda la operación estaba siendo dirigida desde Madrid por el general Franco, por encargo expreso del ministro de la guerra Diego Hidalgo.Ya el 8 de octubre Calvo Sotelo escribió en La Época: «El país exige bisturí, poda, cirugía implacable... Y España demanda duro castigo a fin de que en mucho tiempo no vuelvan a resonar en nuestro suelo esas plantas venenosas y fratricidas que tanta sangre han hecho correr ya».[306]​ Estos historiadores también han destacado la gravedad del hecho de que «las izquierdas republicanas no condenaran rotundamente esa insurrección» porque:[357]​ Luis Palacios Bañuelos ha señalado que la reacción de las derechas «nada tuvo que ver con lo presagiado por la izquierda: ni el Partido Socialista fue suspendido legalmente, como había ocurrido en Austria, ni el Estatuto de Cataluña fue abolido, aunque sí suspendido temporalmente.Muchos intelectuales, como Miguel de Unamuno, denunciaron las violencias y las torturas que habían sufrido los prisioneros, alcanzando una amplia repercusión en la prensa internacional.Firmaban la carta «A la opinión pública» entre otros Azorín, Luis Bagaria, José Bergamín, Alejandro Casona, Américo Castro, Antonio Espina, Oscar Esplá, León Felipe, García Mercadal, Juan Ramón Jiménez, Gregorio Marañón, Isabel de Palencia, Valle-Inclán y Luis de Zulueta.El 28 de diciembre Azaña recobró la libertad, tras una detención dudosamente legal que había durado noventa días.[370]​ «Azaña, perseguido, se elevaba a figura simbólica de los oprimidos, adquiriendo una popularidad que nunca había tenido hasta entonces».[400]​ Pero la aprobación de Ley de Yunteros se demoró dos meses debido a la obstrucción parlamentaria que encontró por lo que llegó tarde a la siembra del cereal y solo pudo aplicarse para el resiembro o siembra sobre rastrojos, allí donde no era antieconómico hacerlo.González Calleja y otros historiadores comentan: «La derecha de la cámara ya estaba avisada, por lo que Giménez Fernández nunca haría tal reforma».[423]​ Según González Calleja y otros historiadores: Cuando dejó el cargo en diciembre de 1935 la plantilla del Ejército había crecido un 25 %.[425]​ Gil Robles también nombró a muchos militares de la UME para cargos relevantes, como el capitán Luis López Varela que estuvo al frente del Servicio Interior de los Cuerpos (un servicio secreto militar creado por el general Franco para combatir la «infiltración comunista»).[444]​[440]​[433]​ «Estaba, ya sin remedio, políticamente acabado, y también su partido, que, perdido su aglutinante, se fue disgregando rápidamente», afirma Gabriele Ranzato.[455]​ «Temía, con mayor o menor fundamento, que Gil-Robles buscara acceder al Gobierno para transformar el sistema democrático republicano de 1931 en un Estado conservador, católico, corporativista y autoritario», ha afirmado Ángel Luis López Villaverde.En sus memorias escritas treinta años después Gil Robles escribió: «le supliqué al señor Alcalá-Zamora que no diera un paso semejante.Las Cortes se hallaban aun capacitadas para rematar una obra fecunda, tras de lo cual podría llevarse a cabo sin riesgos la consulta electoral».Pero Gil Robles, en lugar de arrestarlo y destituirlo por su propuesta golpista,[462]​ le contestó, según escribió muchos años después cuando Gil Robles «quería presentarse como un demócrata cristiano»,[463]​ que «mis convicciones democráticas y mi repugnancia invencible a poner las fuerzas armadas al servicio de una fracción política» le impedía intentar «ningún pronunciamiento a mi favor».«Alcalá Zamora se negó a seguir la lógica de la democracia parlamentaria y permitir que el partido más votado formase gobierno», aunque Payne reconoce que «eso podría haber supuesto el fin de la democracia republicana» al instaurarse «un sistema semicorporativo y más autoritario».
Mapa de los resultados de las elecciones generales de España de 1933 por circunscripciones electorales (provincias y grandes ciudades). La derecha en azul oscuro; el centro derecha en azul claro; el centro en verde; y la izquierda en rojo.
Santiago Casares Quiroga fue uno de los republicanos de izquierda que presionó al presidente del Gobierno Diego Martínez Barrio para impedir que el centro-derecha gobernara.
Bandera de la CNT - FAI que promovió y organizó la insurrección anarquista de diciembre de 1933 , que como las dos anteriores fue un completo fracaso.
Buenaventura Durruti , miembro del Comité Revolucionario que organizó la insurrección anarquista de diciembre de 1933 . Fue detenido en Barcelona.
Alejandro Lerroux , líder del Partido Republicano Radical , encabezó el primer gobierno del segundo bienio, contando con el apoyo parlamentario de la derecha católica « accidentalista » de la CEDA , encabezada por José María Gil Robles .
José María Gil Robles , líder de la derecha católica « accidentalista » de la CEDA .
Gobierno de Alejandro Lerroux presentado en las Cortes el 19 de diciembre de 1933 y compuesto por siete ministros radicales , dos republicanos independientes, un liberal-demócrata , un agrario y un progresista .
Diego Martínez Barrio , vicepresidente del Gobierno de Lerroux, dimitió a finales de febrero de 1934 a causa de la «derechización» de las políticas que estaba aplicando el gabinete presionado por la CEDA . Más tarde abandonaría el Partido Republicano Radical para fundar el Partido Radical Demócrata .
Tras la dimisión de Lerroux al sentirse desautorizado por el presidente de la República Alcalá-Zamora a propósito de la ley de amnistía, el valenciano Ricardo Samper pasó a ocupar la presidencia del Gobierno.
Caricatura del periódico satírico La Traca sobre la presión a la que se vio sometido el gobierno de Ricardo Samper (a la izquierda bajándose los pantalones) por el líder de la CEDA José María Gil Robles (a la derecha con una pistola en la mano, ceñido con un cíngulo de monje y tocado con una mitra que lleva las siglas A.M.D.G. , lema de los jesuitas , y A.P., siglas de Acción Popular ). El texto dice: «Circo Español (LOS REYES DE LA RISA). (1) Intermedio cómico de gran éxito aunque muy visto ya. (1) Bueno, eso de cómico es un decir... ¿Eh?». Al fondo monarcas coronados riéndose.
El general Francisco Franco fue promocionado a pesar de su dudosa lealtad a la República y encargado por el ministro Diego Hidalgo de dirigir desde Madrid las operaciones militares contra los sublevados en la Revolución de Asturias .
Coro del Pueblo de las Misiones Pedagógicas , que no fueron suprimidas, pero vieron reducido su presupuesto.
Alumnos y alumnas de la Escuela Nacional de Alginet con su maestro Emilio Luna (curso 1932-1933). La coeducación , a la que se oponía la derecha católica de la CEDA, fue suprimida por los gobiernos radicales.
El cardenal Francisco Vidal y Barraquer fracasó en su intento para que se alcanzara algún tipo de entendimiento entre la República y la Santa Sede.
Sede de la Federación de Sociedades Obreras de UGT (Guipúzcoa, 1933).
Bandera del Sindicato Único de la CNT - FAI de Tamarite de Litera (Huesca).
Rafael Salazar Alonso , ministro de la Gobernación que reprimió duramente la huelga campesina de junio de 1934 .
El acalde de San Sebastián Fernando Sasiain (en el centro) encabezando una manifestación en Hernani en 1935. Lideró la protesta en defensa del Concierto Económico del País Vasco .
Salón de plenos del Parlamento de Cataluña .
Lluís Companys , president de la Generalidad de Cataluña desde diciembre de 1933.
Primera página del «Suplemento revolucionario» del periódico de Sabadell Vertical publicado el sábado 6 de octubre de 1934, al día siguiente de la entrada en el Gobierno presidido por Alejandro Lerroux de tres ministros de la CEDA . En la parte inferior derecha aparece una caricatura de un cerdo tocado con un birrete de sacerdote que lleva un brazalete con la esvástica nazi y un escudo con las palabras «Fascismo» y « Lerrouxismo ». Está siendo abatido por dos espadas. El pie de la imagen dice (en catalán): «Al arma, al arma, hijos del pueblo, antes matar que ser esclavos...».
Francisco Largo Caballero
Julián Besteiro encabezó el sector socialista opuesto al abandono de la «vía parlamentaria». Al salir derrotado en una votación del Comité Nacional de UGT, tuvo que dimitir de su cargo de secretario general del sindicato.
Luis Araquistain fue uno de los principales ideólogos de la radicalización socialista. Era embajador de España en Alemania cuando se produjo la toma del poder por los nazis el 30 de enero de 1933.
Tropas del Ejército federal austríaco desplegadas en Viena en febrero de 1934 para sofocar la rebelión de los socialistas contra la dictadura del socialcristiano Dollfuss . Para algunos historiadores lo sucedido en Austria sería uno de los factores que explicarían la radicalización de los socialistas españoles.
Indalecio Prieto fue el encargado de la preparación militar de la insurrección socialista.
Página de la revista Mundo Gráfico del 17 de octubre de 1934 con diversas fotografías sobre lo sucedido durante la insurrección. Arriba a la derecha el dirigente tradicionalista y diputado Marcelino Oreja , una de las víctimas de la Revolución de 1934 en el País Vasco .
El president de la Generalidad de Cataluña Lluís Companys (en el centro) y los consellers de su gobierno encarcelados.
Trabajadores detenidos por guardias civiles y guardias de asalto durante la Revolución de Asturias .
Tropas coloniales entrando en Gijón .
Postal del Socorro Rojo Internacional de 1937 para recabar fondos para el bando republicano durante la guerra civil española apelando al «mito de Asturias» de 1934 («Asturias la roja») revivido en 1937 ( «Asturias la heroica») dispuesta a frenar el avance hacia el Principado del bando franquista .
Columna de detenidos custodiados por la Guardia Civil en Brañosera , al norte de la provincia de Palencia .
El expresidente del gobierno Manuel Azaña fue detenido en Barcelona por su presunta implicación en la revolución. Estuvo tres meses en prisión hasta que el 24 de diciembre el Tribunal Supremo ordenó su puesta en libertad por falta de pruebas.
Federico Salmón en su despacho como nuevo ministro de Trabajo. Fue uno de los cinco ministros de la CEDA que entraron en el gobierno de Alejandro Lerroux a principios de mayo de 1935 tras la crisis provocada por las conmutación de la pena de muerte a dos dirigentes socialistas de la Revolución de Asturias .
Clara Campoamor , principal artífice del reconocimiento del voto femenino en la Constitución de 1931 , abandonó el Partido Republicano Radical en desacuerdo con la deriva «derechista» del partido.
Yunta de bueyes arando (1911).
Fotografía de Mundo Gráfico de El Rastro de Madrid (julio de 1935).
El general Emilio Mola , que había sido director general de Seguridad bajo la Monarquía, fue nombrado por Gil Robles, en contra de la opinión de Alcalá-Zamora, jefe del Ejército del Protectorado español de Marruecos .
Santiago Alba Bonifaz , presidente de las Cortes durante el segundo bienio. Tras la caída de Lerroux, Alcalá-Zamora le ofreció la presidencia del gobierno, pero Alba la rechazó. Entonces el presidente de la República nombró a Joaquín Chapaprieta .
José María Gil Robles en un mitin de la CEDA celebrado en el frontón Urumea de San Sebastián el 25 de noviembre de 1935.
Manuel Portela Valladares en 1935. El 14 de diciembre fue nombrado presidente del Gobierno por el presidente de la República Niceto Alcalá-Zamora a pesar de que no era diputado y carecía de apoyos parlamentarios de peso.
Segundo Gobierno de Manuel Portela Valladares (en la cabecera de la mesa), que recibió el encargo de Alcalá-Zamora de que organizara un partido republicano de centro desde el poder. A la izquierda vestido de uniforme el ministro de la Guerra , el general Nicolás Molero .
Manuel Azaña fue el gran impulsor de la unión de las izquierdas que culminaría con la formación del Frente Popular que ganaría las elecciones generales de febrero de 1936 .
Mitin del Partido Comunista de España celebrado en Guipúzcoa presidido por una gran pancarta reclamando la amnistía para los encarcelados por la « Revolución de octubre de 1934 » y por un gran retrato de Lenin .
Portada del diario La Voz del lunes 17 de febrero que anuncia la victoria del Frente Popular por mayoría absoluta. Aparecen las fotografías de los candidatos que han resultado elegidos en la lista de Madrid (de izquierda a derecha): Julián Besteiro , Manuel Azaña , Julio Álvarez del Vayo , Luis Araquistain , Francisco Largo Caballero y Luis Jiménez de Asúa . El diario destaca también en la primera página que el antiguo presidente del Gobierno Alejandro Lerroux no ha resultado elegido. Asimismo anuncia que el gobierno de Manuel Portela Valladares ha declarado el estado de alarma en toda España.