Destacó por su iniciativa emprendedora, que lo llevó a estar presente en muchas áreas de negocio, desde la explotación minera hasta el negocio inmobiliario (participó en la construcción y urbanización del ensanche bilbaíno y madrileño así como en la construcción del metropolitano barcelonés), pasando por la construcción naval y de armamento hasta su presencia en medios de comunicación (fundó el periódico El Liberal y participó en Unión Radio, la actual Cadena SER) o en la aerolínea Iberia o el sector eléctrico con empresas como Saltos del Duero (que luego sería Iberdrola).
Sus ideas republicanas no fueron obstáculo para mantener una amistad personal con el rey Alfonso XIII, aunque rechazó el título de "marqués del Rescate" que este le ofreció como agradecimiento por sus labores negociadoras en África.
[1] Desarrolló una amplia e intensa actividad emprendedora y residió en diferentes ciudades de España.
[8] En sus mejores años estuvo en la cima política y social e involucrado en lo que llegarían a ser los negocios más pujantes de España: Iberduero, Iberia, Cementos Portland, etc. Y también en el extranjero, con negocios en Marruecos, promotor del tranvía aéreo sobre el Niágara que diseñó el ingeniero Leonardo Torres Quevedo, etcétera.
Por todo ello, se le comparó con Howard Hughes o William Randolph Hearst, transportado al cine por Orson Welles en Ciudadano Kane.
Este carácter verbal del contrato será el elemento de su ruina, cuando ningún gobierno posterior, ni siquiera el de sus compañeros y amigos republicanos, ya en el poder, acceda a comprarle o indemnizarle por el E-1.
En reconocimiento a sus servicios, el Gobierno le ofreció el título de "Marqués del Rescate", que rechazó por su convicción republicana.
[3] Horacio destacó también en los deportes, consiguiendo el Primer Premio en la Regata Internacional de Yates a Vela Plymouth-Santander, en 1925, con su yate María del Carmen Ana sacando seis horas de ventaja al segundo.
Aunque Azaña estaba interesado, su salida del gobierno frustró todas las esperanzas de Echevarrieta.
A finales de septiembre, nuevas diligencias judiciales descubrieron que el Consorcio de Industrias Militares envió a Echevarrieta 80 granadas fabricadas en este establecimiento militar a través del súbdito portugués Alejandro da Silva, que las dejó depositadas en el domicilio del empresario, calle Marqués de Cubas.
[12] El caso fue juzgado y los acusados encarcelados en la cárcel Modelo de Madrid, coincidiendo durante su estancia en prisión con Santiago Carrillo.
[14] El palacio que construyó en punta Begoña en Guecho, sobre el abra, fue derruido y sobre el solar se alzan viviendas de alto poder adquisitivo.