[9] Fue también secretaria de Salvador Cánovas Cervantes, director del periódico conservador, maurista, La Tribuna, trabajo que le llevó a interesarse por la política y donde publicó sus primeros artículos en 1920.
Allí conoció a la escritora Eva Nelken comprometida también por los derechos de las mujeres.
Fue en esta época cuando Campoamor empezó a frecuentar los ambientes intelectuales madrileños y entró en contacto con activistas feministas como la sufragista Carmen de Burgos, empezando a colaborar en diversas asociaciones feministas, dando conferencias y escribiendo para la prensa.
[9] Algunas fuentes deducen que sus ideas sobre la igualdad de las mujeres le acercaron al PSOE, ya que en 1925 escribió el prólogo del libro Feminismo socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias.
Sí perteneció, en 1929, al comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista, que desapareció poco tiempo después.
En dicho organismo luchó por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado «voto femenino».
Los partidos republicanos de corte radical no querían que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha.
Por ello, el Partido Radical Socialista enfrentó a Clara con otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres.
Campoamor fue considerada como la vencedora y la aprobación del artículo 36 que posibilitó el sufragio femenino se logró con 161 votos a favor por 121 en contra.
En contra votaron Acción Republicana, el Partido Radical Socialista y, lo que más pudo contrariar a Clara, el propio Partido Radical salvo otros cuatro compañeros.
[10] Un mes después de la votación, en noviembre de 1931, Campoamor creó la Unión Republicana Femenina, centrada en promover campañas a favor del sufragio femenino junto a actividades políticas y culturales en colaboración con los radicales.
El voto femenino y yo, todo un testimonio personal de sus luchas parlamentarias.
[20][21] Ella misma expresó sobre su huida, La anarquía que reinaba en la capital ante la impotencia del gobierno, y la falta absoluta de seguridad personal, incluso para las personas liberales –sobre todo, quizá, para ellas– me impusieron esta medida de prudencia.
[10] Durante su exilio compaginó sus empleos con la escritura de diversas obras sobre feminismo y sobre su experiencia en el ámbito político.
En 1955, se instaló en Lausana (Suiza), donde trabajó en un bufete de abogados hasta que perdió la vista.
Tras la Transición, se llevaron a cabo homenajes y reconocimientos que fueron valorados como escasos por organizaciones por igualdad de la mujer, diversos institutos, colegios, centros culturales, asociaciones de mujeres, parques y calles recibieron su nombre.Entre estos reconocimientos destaca, por su repercusión e importancia, la creación en el año 2005 del Premio Mujer y Parlamento «Clara Campoamor» que otorgan el Congreso de los Diputados, el Senado y el Ministerio de la Presidencia.
Entre los galardonados figuran Álvaro de Diego González y Julia Sevilla Merino.
En 2017 la escultura fue trasladada a la céntrica plaza Vinuesa, junto al paseo de La Concha.