Ley española de Divorcio de 1932

¿Es que la misma naturaleza del hombre y de la mujer no tienden espontáneamente a jurarse amor eterno?

¿Es que la educación de los hijos puede estar garantizada si se dan facilidades para el divorcio?

No, porque la mujer, con el divorcio, queda ultrajada; porque esa mujer tiene que volver ultrajada al seno de su familia, y, naturalmente, es un estigma que levanta odios entre las familias de los cónyuges [...].

Pero existe el remedio sin llegar a la ruptura del vínculo, y el remedio es ese divorcio incompleto, esa separación de la casa, esa separación de la convivencia [...].

En esta exposición se establece una relación entre la voluntad del Gobierno de la República de secularizar el Estado y la atención que se venía prestando desde el primer momento al matrimonio y a su estructura jurídica.

La regulación del divorcio debía hacerse mediante normas que respetaran a un mismo tiempo la voluntad de las personas individuales y las exigencias de la paz social.

En el proceso de tramitación se presentaron varias enmiendas, iniciándose en el mismo primer artículo[4]​ se presentaron varias enmiendas, que fueron rechazadas.

[9]​Por lo tanto, la Ley de Divorcio suponía un importante avance legal.

Por otro lado, los diputados de las formaciones católicas y conservadoras se inclinaron en contra.

Por tanto, se puede afirmar que «la Ley del Divorcio no dio lugar a una crisis del matrimonio o de la institución familiar tal como habían advertido algunos de sus adversarios.

"Desde ese instante y hasta la finalización del enfrentamiento armado, España vivió una realidad dual y diferenciada en cuanto a la jurisdicción, puesto que en el territorio aun controlado por el bando republicano seguía vigente la aplicación, con todos sus efectos, de la ley de divorcio de 1932.

Desde entonces, y por más de cuarenta años, el divorcio no estaría contemplado en la legislación española, no pudiéndose ejercer de nuevo hasta 1981.

Constitución de la II República (1931), la única que ha reconocido explícitamente el derecho de divorcio en la historia de España.
Caricatura de la revista satírica conservadora Gracia y Justicia (1931), publicada como parte de la campaña contra la legalización del divorcio.
Álvaro de Albornoz , ministro de justicia (1931-1933), impulsor de la Ley de divorcio de 1932.
Otra caricatura de la revista Gracia y Justicia , contraria al derecho de divorcio, se muestra a un grupo de mujeres feministas irrumpiendo en un despacho para reclamar el derecho al divorcio, aún a pesar de estar solteras.