Enviado en 1905 como corresponsal al Reino Unido, allí flirteó ideológicamente en primera instancia con la Sociedad Fabiana, para después, hacia 1912, aproximarse a grupos distributistas y al socialismo corporativo.
[nota 1] La muerte del padre en Cuba en 1894 tras la ruina de los negocios agrícolas familiares en Cienfuegos dejó a Juana Whitney y sus hijos en situación económica precaria.
Aquella sería la última vez que, teniendo dieciocho años, vería a su padre.
Autodidacta y de ideas combativas, se trasladó a Madrid en 1897, un hecho decisivo en su vida literaria, ya que inició entonces una colaboración importante con distintos periódicos y revistas, como Germinal, El País (editado de 1887 a 1921), Vida Nueva, La España Moderna o El Socialista, entre otros, con una orientación socialista reformista.
Este periodo representa su fase liberal y de admiración a las instituciones británicas, ocupando su atención en numerosas disciplinas (filosofía, política o literatura) cuya actualidad acercaba al público español.
Publica en inglés Authority, liberty and function in the light of the war (1916)[7] —aparecido cuatro años después en español como La crisis del humanismo—, donde somete a examen los conceptos de autoridad y libertad en la sociedad moderna.
[16] En su artículo inaugural, Maeztu representó a España como una encina, que hunde sus raíces en la tierra (en la tradición), pero se encuentra sofocada por la hiedra, «es decir, por la intelligentsia progresista —resume González Cuevas—, ajena a la savia vivificadora de la historia, e incapaz, por tanto, de regenerar la nación».
[18] En esta última fase su ideario intensifica su relación con el viejo tronco de pensamiento tradicionalista español (Donoso Cortés, Menéndez Pelayo, etc.) y mantiene afinidades con los teóricos del integralismo lusitano.
[21][22] Su igualitarismo racial, según estos críticos, se restringía al ámbito de la salvación ultraterrena.
[25] Tras la huelga revolucionaria de octubre de 1934 exacerbó todavía más sus posiciones contrarrevolucionarias y abogó por llevar a cabo una represión ejemplar que dejara a España pacificada «por una o dos generaciones».
[27] Las noticias del estallido de la sublevación militar en el Marruecos español, que daría origen a la Guerra Civil, lo sorprendieron en la redacción de la revista Acción Española, junto a su joven discípulo José Luis Vázquez Dodero y al escritor Ernesto Giménez Caballero.
De esta última, por cierto, se perdieron algunos fragmentos durante su cautiverio, posiblemente desechados por los milicianos republicanos.
Maeztu pensaba realizar una Defensa de la Monarquía, que quedó en mero proyecto.