Terminada la contienda se exilió en Colombia, donde trabajó como profesor en la Escuela Superior Normal de Bogotá, y, luego, a Estados Unidos, donde falleció.
Le llamaron la atención temas como la Reforma protestante o las enseñanzas filosóficas de Rousseau.
Tras su regreso a España, se decidió a estudiar Filosofía y Letras, y, contando con el apoyo de Unamuno —su mentor—, optó por proseguir estudios en la Universidad de Salamanca; matriculado como alumno libre, terminó la carrera en un solo curso.
Es nombrado diputado por Barcelona y se doctora ese mismo año en la Universidad Central, obteniendo premio extraordinario con una tesis sobre la pedagogía de Rousseau.
No obstante, el inicio de la Guerra Civil y el reconocimiento por parte de la Sede Apostólica del gobierno del general Franco impulsarán al político y diplomático a exiliarse en Colombia, para después pasar a los Estados Unidos, donde permanecería hasta su muerte en 1964.
Colaborador en los periódicos de más alto nivel intelectual del país como El Liberal, El Sol y La Libertad.