En los últimos meses de la Primera Guerra Mundial, Alemania se encontraba al borde del colapso militar y económico.
Esperaban salvar al ejército, que no el régimen, negociando, cuando este se encontraba aún a cien kilómetros de París.
Los preparativos para hacerse a la mar causaron enseguida un motín en Wilhelmshaven, donde la flota alemana había echado el ancla en espera del ataque.
Por la tarde se les unieron soldados del ejército que el comando local había hecho traer para sofocar la revuelta.
Por esto nombró a Noske «gobernador» esa misma noche y este efectivamente terminó la revolución en Kiel al día siguiente.
[13][14] Para consolidarse, la recién nacida República logró el acuerdo entre sindicatos y patronales (15 de noviembre), tranquilizando así a la burguesía.
Acuñaron la leyenda de la «puñalada por la espalda», que les devolvió la confianza en sí mismos y el apoyo popular.
Para ello, un partido esencialmente antidemocrático como el DVNP presentó al electorado, por razones puramente tácticas, un programa liberal y democrático.
Hubo un combate favorable a la Guardia, pero el gobierno les ordenó retirarse, ya que desconfiaba de ellos y no quería luchar contra sus propios camaradas.
Los marxistas no comunistas reprocharon severamente a Ebert, Noske y otros dirigentes socialdemócratas su colaboración con los nacionalistas vencedores de los espartaquistas.
El Tratado fue socavado tempranamente por acontecimientos posteriores a partir de 1922 y fue ampliamente violado en los años treinta con la llegada del nazismo al poder.
El general Walther von Lüttwitz y Wolfgang Kapp, un alto funcionario prusiano, intentaron organizar este descontento e imponer una dictadura militar.
Al cabo de cuatro días, los golpistas victoriosos desistieron, y se fueron a sus casas, con lo que todo quedó en un fraude.
En todo caso, se había demostrado que la izquierda tenía en la huelga general un arma efectiva, y Noske, el organizador de la represión contrarrevolucionaria, perdió su puesto.
Fue en ese momento cuando Hjalmar Schacht puso en vigor el Rentenmark, una moneda para uso interno respaldada por la riqueza económica del país.
[55] Brüning trazó un ambicioso plan cuyo objetivo era asegurar su gobierno y neutralizar la amenaza nazi de acabar con la República.
[64] Luego le hizo creer que el Frente de Hierro (ex-Reichsbanner), milicia socialdemócrata, se estaba preparando para iniciar una guerra civil.
Esta moción, iniciada por los comunistas, sólo sirvió para hacer más poderosos a los nazis en Prusia,[68] y la democracia parlamentaria sufrió la estocada final.
[75] Al día siguiente, Hitler tuvo otra reunión con Schleicher, esta vez en presencia del canciller Papen, sin obtener los resultados deseados.
[76] Strasser inició conversaciones con los centristas, con el visto bueno de Hitler, y logró que estos les permitiesen nombrar al presidente del Reichstag.
Mientras tanto, Schleicher se reunió con Strasser, quien le sugirió que los nazis podrían unirse a un gobierno suyo, en lugar del de Papen.
Papen estaba convencido de que Hindenburg lo renombraría Canciller, y propuso enmiendas a la constitución durante su nuevo gobierno.
Además, Hitler, Goebbels y Robert Ley iniciaron giras por Alemania, donde se entrevistaron con los líderes locales e intentaron convencerlos que la toma del poder estaba cerca.
Al no contar con mayoría parlamentaria, necesitaba el apoyo del presidente Hindenburg para aprobar todos sus decretos y leyes.
[101] Sin embargo, Hitler decidió encargarse primero del Parlamento; si no conseguía la mayoría parlamentaria rápidamente, el anciano presidente podría retirarle su confianza, dejándolo imposibilitado para gobernar.
Entre los nuevos empresarios simpatizantes del nazismo, destacaba Gustav Krupp, quien hasta hace un mes había sido opositor a Hitler.
[104] Sin embargo, en una sociedad tan dividida políticamente como la alemana de 1933, una poderosa campaña electoral no era suficiente para conseguir la mayoría apetecida por Hitler.
Este aseguró contar con evidencias que implicaban a los comunistas, las cuales nunca fueron presentadas,[111] y además proclamó: Aunque no se conocen todos los detalles sobre cómo se originó el incendio, existen muchos testimonios obtenidos después de la guerra que apuntan a Göring como el responsable.
Aunque estos cuatro fueron declarados inocentes, esta sentencia llegó demasiado tarde para influenciar positivamente a los comunistas en las elecciones federales.
[113] Como era predecible, los comunistas y socialdemócratas se encontraron con que bajo este decreto les era imposible finalizar la campaña electoral.