Juan de Castilla el de Tarifa

[3]​[9]​ La muerte del primogénito y heredero al trono, Fernando de la Cerda, en 1275, provocó una grave crisis sucesoria.Poco después de ser coronados Alfonso de la Cerda y el infante Juan cercaron Mayorga, partiendo al mismo tiempo el infante Enrique al reino de Granada para concertar la paz con los nazaríes, ques en esos momentos atacaban en toda Andalucía las tierras del rey, defendidas por Guzmán el Bueno.Ante esta situación, la reina María de Molina amenazó al monarca portugués con romper los acuerdos del año anterior si persistían sus ataques a Castilla y su apoyo al infante Juan y a Alfonso de la Cerda.Juan Núñez II de Lara fue sitiado en Ampudia, aunque consiguió escapar del cerco.De común acuerdo con el infante Enrique, ambos planeaban que Fernando IV llegase a un acuerdo de paz con el infante Juan, conservando este último Galicia, León y todas las plazas que había conquistado mientras durase su vida.Mientras tanto, la reina dispuso el envío de tropas para socorrer Lorca, sitiada por el rey de Aragón, al tiempo que, en agosto del mismo año, las tropas del rey castellano cercaban Palenzuela.Sin embargo, mientras el infante Juan presentaba las pruebas a los representantes del rey, compareció Diego López V de Haro, acompañado por trescientos caballeros.Durante la entrevista, Diego López V de Haro intentó reconciliar a Juan Núñez de Lara con el soberano, al tiempo que este último intentaba que su interlocutor rompiese sus relaciones con quien él defendía.Poco después, el señor de Vizcaya volvió a apelar al papa.El rey fue a Palencia, donde se hallaba su madre, quien le aconsejó que, puesto que había expulsado a Juan Núñez II de Lara del reino, si deseaba conservar el respeto de los ricoshombres y la nobleza, debería mostrarse inflexible.Sin embargo, fueron persuadidos por María de Molina de que el rey no les deseaba ningún mal, algo que después les fue confirmado por el propio rey.Fernando IV intentó poner orden en los asuntos de sus reinos, así como alcanzar un equilibrio presupuestario y reorganizar la administración de la Corte, al tiempo que intentaba recortar las atribuciones del infante Juan, aspecto este último no conseguido por el monarca.Las cláusulas del tratado desagradaron al infante Juan de Castilla el de Tarifa y a don Juan Manuel, que protestaron contra su ratificación, aunque dicha protesta no tuvo consecuencias.No obstante, la voluntad de Fernando IV prevaleció y las tropas castellano-leonesas se prepararon para sitiar Algeciras.En conjunto, la campaña del año 1309] resultó más provechosa para las armas del reino de Castilla y León que para las de Aragón, ya que Fernando IV pudo incorporar Gibraltar a sus dominios.Al mismo tiempo, don Juan Manuel se reconcilió con el rey y le solicitó que le concediese el cargo de mayordomo mayor, por lo que el monarca, que deseaba atraerse a don Juan Manuel, creyendo que este último rompería su amistad con el infante Juan, despojó al infante Pedro del cargo de mayordomo mayor y se lo concedió, dando a cambio a su hermano las villas de Almazán y Berlanga, que le había prometido anteriormente.Acabadas las Cortes, cada uno de los dos bandos comenzó a utilizar el sello real para emitir órdenes y privilegios.La reina María de Molina respondió afirmativamente a la proposición del infante Juan.[36]​ Al mismo tiempo, el Maestre de Calatrava aconsejó al infante Pedro, que se encontraba atacando las tierras de don Juan Manuel, que dividiese a partes iguales con don Juan Manuel las tierras que se hallaban en disputa, accediendo a ello el infante Pedro, para lo que se entrevistó con don Juan Manuel en Uclés y, posteriormente, con el infante Juan en Sepúlveda, para acordar la convocatoria de Cortes en la ciudad de Burgos.Poco después, el infante Pedro conquistó los castillos de Cambil y Alhabar.[43]​[c]​ Y al mismo tiempo el infante, que dotó espléndidamente sus capellanías, estableció que una lámpara de plata debería arder perpetuamente junto a su tumba, y para ese fin legó al templo 500 maravedís, ya que, como señaló Guijarro González, «la simbología evangélica de la luz se transmitía con la continuidad de su presencia».[e]​ Sin embargo, todos estos frailes y clérigos no acudirían tan solo al entierro del infante, sino que deberían asistir también, según su voluntad, a las ceremonias que se celebrarían en relación con el sepelio, como «la vigilia, el tercer día, el noveno día y los cuarenta días», quedando incluidas también las comidas de los religiosos.Y en junio de ese año, mientras el infante Pedro se encontraba en Tíscar, las huestes castellanas al mando del infante Juan se le aproximaban, ya que este último había decidido, a pesar de no encontrarse en buena forma física, unirse a su sobrino en la expedición contra los musulmanes granadinos, a fin de impedir que este último adquiriese más protagonismo en los asuntos del reino.El plan del infante Juan era saquear la Vega de Granada y tomar parte en los triunfos militares cosechados por su sobrino, el infante Pedro, al tiempo que con ello se intimidaba al rey Ismail I de Granada y se causaba el mayor daño posible en su territorio.[51]​ Poco después, y a causa del calor, pues era el mes de junio, el ejército cristiano comenzó a mostrarse desalentado, sediento y agotado, y los musulmanes granadinos atacaron con dureza en todos los flancos de la retaguardia cristiana, que se vio así rodeada.Las tropas del infante Pedro, atemorizadas y cargadas de botín, emprendieron la huida e intentaron cruzar el río Genil, pereciendo muchos soldados en el intento, a pesar de la determinación del infante Pedro, que intentó hasta el último momento reorganizar a sus tropas y llevarlas a combatir junto a su tío, el infante Juan, cuya situación era desesperada, pues se hallaba necesitado de refuerzos.A la caída de la tarde, el infante Juan, que aún no había fallecido, fue colocado sobre un caballo, y el cadáver del infante Pedro sobre un mulo, y el ejército castellano-leonés, cuyos comandantes estaban decididos a replegarse debido a la multitud de bajas sufridas, emprendió la retirada hacia sus bases en la retaguardia.Una vez hallado el cadáver del infante, fue llevado a Granada y colocado en un ataúd cubierto con paños de oro.Sobre su tapa se halla colocada una estatua yacente que representa al difunto, siendo este, según afirmó Ricardo del Arco, uno de los primeros sepulcros castellanos en el que se utilizaron este tipo de estatuas.[70]​[i]​ Cuando a finales del siglo XVI se renovó completamente el presbiterio de la catedral de Burgos y se colocó el actual retablo mayor, el sepulcro del infante Juan fue retirado y permaneció más de diez años fuera de su emplazamiento original,[70]​ y las lápidas y efigies que había allí quedaron a «ras de suelo» y los sepulcros «soterrados»,[73]​ lo que provocó que el sepulcro del infante, según algunos autores, fuera acortado por falta de espacio y le cortaran los pies «por más arriba del tobillo»,[74]​ aunque otros historiadores no mencionan nada sobre esa mutilación.
Estatua que representa a Alfonso X de Castilla, padre del infante Juan. Biblioteca Nacional de España , Madrid .
Configuración peninsular desde 1296 hasta 1300 con la proclamación del infante Juan como Juan I, rey de León , Galicia y Sevilla
Retrato que representa al rey Dionisio I de Portugal.
Escudo de armas del infante Enrique de Castilla el Senador, hijo de Fernando III de Castilla, que fue tutor del rey Fernando IV durante su minoría de edad.
Escudo de armas de la Casa de Haro.
Estatua de Diego López V de Haro, señor de Vizcaya. Mariano Benlliure . ( Bilbao ).
Escudo de armas de la Casa de Lara.
Vista del Peñón de Gibraltar , cuya ciudad fue conquistada por Fernando IV el día 12 de septiembre de 1309.
Vista de la ciudad de Burgos.
Espada y vaina del infante Juan de Castilla el de Tarifa en la catedral de Toledo .
Sepulcro de Alfonso de Valencia, hijo del infante Juan. ( Capilla de la Virgen Blanca de la catedral de León ).
Vista de Alcaudete desde la Sierra de Orbes. En la localidad jienense de Alcaudete se reunieron en junio de 1319 los ejércitos de los infantes Juan y Pedro, antes de partir para la campaña contra el reino de Granada.
Vista del río Genil, donde perecieron ahogados numerosos soldados cristianos durante el desastre.
Retablo mayor de la catedral de Burgos , a cuyos pies se encuentra el sepulcro del infante Juan de Castilla el de Tarifa .
Sepulcro del infante Juan de Castilla el de Tarifa . (Capilla mayor de la catedral de Burgos).