Arjona (Jaén)

Nació en el Alcázar, actualmente hospital de San Miguel y conocido como la Casa del Rey.

En lo que hoy es la plaza de Santa María se localiza el primer poblado del Cobre-Bronce (3000 años a. C.).

Arjona se corresponde con la antigua Urgavo o Urgao Alba de época romana.

Parece que hubo un templo levantando a César Augusto en el lugar de la actual iglesia de Santa María, otro dedicado a Plotina, la esposa del emperador Trajano, en el lugar del actual San Martín, así como al dios Baco Augusto en el de San Juan Bautista.

La llegada de los romanos se produjo a una Urgabo ya fortificada y sobre sus restos edificaron nuevas defensas.

Daciano les hizo decapitar, después de someterlos a tormento, en el mismo lugar donde ahora se levanta la Ermita.

Con ellos sufrieron martirio otros muchos cristianos anónimos, cuyos cuerpos fueron sepultados en el mismo cerro del Alcázar.

Con la caída del imperio en el siglo V, pasaron por Arjona, los godos, suevos y vándalos en una época de luchas por el poder en la que los jerarcas apenas duraban unos años, hasta que por fin, con la llegada de Sisebuto, la cual trajo una época próspera y beneficiosa para la cultura y bajo el manto de la religión católica.

En el año 612 un legado del Rey godo Sisebuto procede a hacer públicas algunas provisiones que regulan la convivencia entre judíos y cristianos en Arjona.

La ciudad participó en las luchas finales del Emirato, momento en el que se reforzaron sus murallas.

Transforman, en la parte noble de la ciudad, el templo en mezquita y se construye a su pie un aljibe.

Al-hamar se pone al frente del ejército de su tío Yahía ibn Nasar, conquistando Arjona, Basta (Baza), Guadix y Djayyan (Jaén), proclamándose rey en esta última ciudad.

Entre 1225 y 1228 pasan a poder cristiano Andújar, Baeza, Martos, Iznatiraf etc. Arjona es tierra fronteriza.

Al-hamar obtiene éxitos en sus razzias al territorio cristiano, lo que le proporciona fama y partidarios, siendo nombrado alcaide de Arjona.

Casó con su prima Aixa, con quien tuvo cuatro hijos: Mohammad, Farach, Yusuf y Fátima.

En 1247, el Rey Santo Fernando III, para salvaguardar Arjona, como frontera, de los moros, repartió tierras y propiedades a sus colaboradores en la reconquista, formando así un nuevo linaje proveniente de otros lugares y reinos, cuyos apellidos, en bastantes ocasiones, perduran hasta hoy entre sus habitantes.

En 1869 Arjona celebra con grandes fiestas el nombramiento como Regente de España del general Serrano, estrechamente vinculado con la ciudad.

Limita con los siguientes términos municipales: Marmolejo, Andujar, Arjonilla, Lahiguera, Lopera, Torredelcampo, Porcuna, Torredonjimeno y Escañuela.

Con la intervención del arquitecto Antonio Flórez Urdapilleta y el proyecto original del maestro Giovanni, marmolista italiano, se ejecutó esta cripta de pequeñas dimensiones, decorada con teselas doradas de estilo bizantino.

Templo de estilo isabelino (siglo XVI), con una sola nave y crucero de brazos cortos, que integra dos capillas laterales en el tramo elevado que va del crucero al ábside.

En él se celebraban todos los actos religiosos del Concejo y en su atrio tenían lugar los Cabildos abiertos municipales.

Levantada en el siglo XVI bajo la dirección del maestro cantero Francisco Fernández Regil.

Francisco Palma Burgos dejó su impronta en varios retablos, pinturas y la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

La portada plateresca, actualmente reformada así como la torre isabelina, supone el primer vestigio renacentista de la ciudad.

Son las fiestas más importantes de las celebradas en Arjona a lo largo del año.

Son jornadas en que los diversos actos religiosos, deportivos, lúdicos y culturales se suceden casi ininterrumpidamente, del 11 al 24 de agosto.

Cuenta con un local donde ensayan sus músicos las diferentes obras y actuaciones que representarán por la geografía española.

Por último está el Arjona fútbol sala, que juega en la liga provincial de Jaén y la A.D Baloncesto femenino, que cuenta con la copa provincial como subcampeonas y un equipo de baloncesto masculino.

La caja de los Guerreros de la necrópolis ibera de Piquía (siglo I a. C.), una excepcional urna funeraria con bajorrelieves diferentes en cada cara.