Últimos momentos de Fernando IV el Emplazado o Los Carvajales.
Fernando IV falleció el día 7 de septiembre de 1312 en Jaén sin que nadie le viera morir,[4] y la historia y la leyenda se han entrelazado indisolublemente en lo concerniente a la defunción del monarca,[11] que recibió a su muerte el sobrenombre de el Emplazado a causa de las circunstancias misteriosas en que se produjo la misma.
[4] El monarca lleva puesto un cinturón del que cuelga su espada, adornada con el escudo del reino de Castilla y León, que está apoyada sobre el mueble que hay junto al lecho, y en dicho mueble, sobre el que está extendido un lienzo rojo, está colocada la corona del rey,[4] quien aparece ligeramente incorporado y mostrando un gesto de angustia y sufrimiento que, como señalan diversos autores, presagia «un inminente desmayo».
[4] Uno de los hermanos mira al rey Fernando IV y, con su brazo extendido hacia arriba, señala al Cielo,[4] indicando con ello al monarca que en breves momentos morirá y será juzgado por Dios, y el otro hermano mira también al rey y le muestra un reloj de arena que lleva en sus manos,[4] indicando con ello al soberano que el plazo de treinta días que ambos hermanos le habían señalado para que compareciera ante Dios, estaba a punto de finalizar.
Aunque las crónicas de la época señalan que el rey Fernando IV se retiró a dormir, Casado del Alisal pintó al rey sin que éste se hubiera quitado su túnica roja, sus zapatos, o su cinturón, adornado con el escudo de Castilla y León,[20] y ello demuestra, en opinión de diversos autores, que el rey está «vestido para morir», ya que, de otro modo, el impacto visual del cuadro hubiera sido mucho menor.
[20] Además, los pintores románticos elegían en numerosas ocasiones representar los últimos momentos de un personaje célebre, a fin de introducir con ello un «elemento trágico» que resaltase la biografía del personaje retratado.
[20] Esta obra fue el primer lienzo de tema histórico pintado por Casado del Alisal, que posteriormente destacó en ese ámbito.