La campana de Huesca (José Casado del Alisal)

[7]​ El artista tal vez buscó inspiración para su cuadro en el drama titulado El rey monje, que Antonio García Gutiérrez estrenó en 1837 o, sobre todo, en la novela histórica titulada La campana de Huesca,[8]​ publicada en 1851 por Antonio Cánovas del Castillo, y cuya segunda edición data de 1854.

[2]​ Y ello ocasionó grandes protestas por parte de los admiradores de Casado del Alisal, que argumentaban que un cuadro terminado debía primar sobre un proyecto para efectuar una restauración, pero, como señalan algunos autores, el jurado tuvo más en consideración la ciencia que el arte.

También consta en dicha crónica que el rey convocó Cortes e hizo llamar a los principales nobles para que acudieran a Huesca, con la excusa de hacer una campana que se oiría en todo el reino, y cuando llegaron, hizo pasar a los quince más destacados a una cámara cuya puerta era estrecha, decapitándolos de uno en uno conforme entraban, y dejando para el final al obispo, con cuya cabeza dijo que haría el badajo[23]​ sofocando con ello la revuelta.

Posteriormente, el rey dejó entrar a los otros nobles en dicha sala para que contemplaran la campana y escarmentaran.

Por otra parte, diversos historiadores destacan que Ramiro II fue «un rey singular», ya que al contrario que la mayoría de los monarcas, abandonó el poder mientras vivía y, aunque conservó el título de rey hasta su muerte, se retiró al monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca, y falleció en 1157 en dicha ciudad.

[27]​ Y el filólogo e historiador Alberto Montaner Frutos destaca que la leyenda de la campana es una alegoría de la Razón de Estado, al igual que la protagonizada por el hijo del rey Tarquinio el Soberbio y recogida por Tito Livio,[28]​ y que las semejanzas entre ambos relatos fueron ya consignadas por el historiador Jerónimo Zurita.

[31]​ Por otra parte, la crónica de un historiador árabe, Ibn Idari, señala que Ramiro II ordenó decapitar en 1135 a siete nobles aragoneses por asaltar una caravana de mercancías o convoy musulmán entre Fraga y Huesca, violando con ello el acuerdo que Ramiro II había concertado con el gobernador almorávide de Valencia.

El centro geométrico del lienzo coincide con la columna adosada en cuya base aparece colocada una argolla de hierro.

[36]​ Ramiro II aparece sereno y observando con dureza a los nobles que contemplan horrorizados la escena desde la escalera.

El realismo que presentan las trece cabezas cercenadas ha sorprendido a diversos historiadores, que afirman que Casado del Alisal llegó a copiarlas del natural,[36]​ y en relación con ese realismo cabe destacar la siguiente anécdota verídica protagonizada por el pintor palentino, y mencionada en sus escritos por varios autores:[36]​ En la parte derecha del lienzo, más intensamente iluminada que el lado izquierdo, aparecen los nobles convocados por el rey para contemplar el destino de los rebeldes ejecutados.

Los restantes nobles que contemplan la advertencia de Ramiro II aparecen conmovidos, asustados o aterrados, aunque hay uno que sonríe, y todos ellos van ricamente vestidos con colores rojos, azules o amarillos, y portando cotas de malla, birretes o espadas.

[36]​ En 1881, poco después de que el cuadro fuera terminado, algunas familias de la aristocracia italiana, como los Doria, Odescalchi, Colonna, Borghese y Gabrielli acudieron a contemplarlo y le dedicaron grandes elogios, al igual que algunos artistas italianos, como Monteverde, Costa, Muller, Bertuni y Sgambati.

Retrato de Antonio Cánovas del Castillo , pintado por Casado del Alisal en 1883 y conservado en la Real Academia de la Historia. La campana de Huesca , novela histórica escrita por Cánovas del Castillo, influyó en el cuadro homónimo de Casado del Alisal.
Grabado que representa al político Emilio Castelar, cuya intervención fue decisiva para que el lienzo de La Campana de Huesca fuera adquirido por el Estado español.
Ramiro II de Aragón , por Manuel Aguirre y Monsalbe .Ca. 1851-1854. ( Diputación Provincial de Zaragoza ).
Detalle del cuadro. Los nobles aragoneses contemplan horrorizados la campana de Huesca.
Detalle del cuadro. El rey Ramiro II de Aragón, señalando con su mano derecha las cabezas cortadas de los nobles rebeldes.