Felipe de Castilla (1292-1327)

En 1295, cuando tenía tres años de edad, falleció su padre y subió al trono su hermano, Fernando IV.

El infante Felipe llegó a Galicia llevando como acompañante y subordinado a Fernán Rodríguez de Biedma, aunque tras las primeras escaramuzas las tropas reales fueron derrotadas y el infante Felipe fue apresado y encerrado en el castillo de Villalba, donde permaneció varios años.

Cuando este último lo supo, acudió con sus mesnadas a socorrer la villa sitiada.

Sin embargo, no alcanzaron ningún acuerdo y se entabló una batalla, en la que perdió la vida Fernando Rodríguez de Castro.

[4]​ El infante Felipe, vencedor de Fernando Rodríguez de Castro, llegó a ser en Galicia en cierto modo el continuador de la política del vencido, que consistía en el debilitamiento del poder secular de los prelados gallegos, en el engrandecimiendo del poder feudal, y en prestar ayuda a las villas episcopales en su lucha contra los prelados.

La lucha comenzó primero entre el infante Felipe y el infante Juan, que no había renunciado totalmente a sus pretensiones sobre los señoríos de Galicia y contaba en las tierras del reino de León con numerosos partidarios.

La labor del infante Juan para limitar la influencia de su sobrino, el infante Felipe, en Galicia, no se detuvo ahí, ya que se esforzó en despojarle de los títulos y las encomiendas gallegas que el infante Felipe había obtenido del rey Fernando IV, como premio por su victoria sobre Fernando Rodríguez de Castro.

Sin embargo, el maestre no entregó los castillos a la reina madre, sino que ofreció al infante Felipe, hermano de Fernando IV, entregárselos a él, a condición de que el infante suplicase al rey, en su nombre, que el monarca atendiese las demandas de los templarios a los prelados de su reino.

No obstante, ambos personajes retrasaron el cumplimiento del acuerdo.

Cuando el infante Juan, que se encontraba en Sahagún con los procuradores del reino, supo de la cercanía del infante Pedro de Castilla, le ofendió ante diversos testigos, provocando con ello que el infante Pedro decidiese marchar contra ellos.

El nuevo arzobispo compostelano, después de ser consagrado en Roma en 1318, emprendió su viaje a Galicia.

Excepto esto último, la reina le concedió a Juan el Tuerto todo lo demás.

[8]​ Poco después don Juan Manuel se entrevistó con la reina María de Molina en la ciudad de Valladolid, y solicitó a la reina que le permitiese ejercer la tutoría del rey junto con ella, a lo que se opuso la reina, lo que provocó el enojo de don Juan Manuel.

No obstante, para cuando el infante Felipe llegó a las cercanías de Ávila el concejo de la ciudad ya había designado a don Juan Manuel tutor del rey.

El infante Felipe desafió a don Juan Manuel a combatir ante los muros de la ciudad, pero este último no aceptó el reto y permaneció dentro de Ávila mientras el ejército del infante Felipe saqueaba algunas aldeas de Segovia que apoyaban a don Juan Manuel y a las que este último no prestó apoyo.

La reina accedió y nombró a Fernando de la Cerda Mayordomo mayor del rey y le entregó además cincuenta mil maravedíes en tierras.

Poco después don Juan Manuel y el infante Felipe acordaron ejercer la tutoría del rey junto con la reina María de Molina, a lo que se opuso Juan el Tuerto, quien reunió a los representantes de los concejos que le apoyaban en la ciudad de Burgos, a los que se sumó poco después Fernando de la Cerda.

[13]​ Poco después la reina María de Molina se entrevistó con don Juan Manuel en Tudela de Duero, le ordenó que dejase de utilizar el sello real y le propuso entregarle a cambio una llave de la Cancillería real, a lo que don Juan Manuel se negó, pues deseaba ser nombrado tutor del rey Alfonso XI.

No obstante, la alianza entre el infante Felipe y don Juan Manuel se quebró en el otoño de 1320, cuando los reinos de Sevilla y Jaén nombraron tutor al infante Felipe, y el reino de Córdoba hizo lo propio con don Juan Manuel.

En el otoño de 1320 ya actuaba don Juan Manuel como tutor del rey en Córdoba, confirmando privilegios, franquezas y mercedes, como el privilegio concedido a la iglesia de San Pablo de Córdoba y, al mismo tiempo, don Juan Manuel designó a quince hombres buenos que deberían actuar como regidores de la ciudad.

[20]​ En vista de la situación, la reina María de Molina decidió apelar a la Santa Sede y solicitar la intervención del papa Juan XXII, quien envió una delegación presidida por el cardenal de Santa Sabina, que consiguió imponer una leve tregua entre las distintas facciones rivales.

Don Juan Manuel solicitó entonces al cardenal un plazo para poder decidir sus próximos movimientos.

El infante Felipe comunicó entonces que él estaba dispuesto a hacer lo que le indicase su madre, siempre que ella no favoreciera los intereses de don Juan Manuel y, poco después, el cardenal de Santa Sabina regresó junto a la reina.

La inestabilidad del reino estaba siendo aprovechada por los ricoshombres, que cometían muchos robos y asesinatos en sus áreas de influencia, contando con el apoyo de los diferentes tutores del rey, que no deseaban perder su apoyo.

Por ello, don Juan Manuel y Juan el Tuerto se dirigieron a Corrales, y el infante Felipe se dirigió junto con sus tropas a los arrabales de la cercana ciudad de Zamora.

[23]​ Cuando Alfonso XI, que se encontraba en Valladolid, tuvo conocimiento de la batalla campal que había estado a punto de librarse entre sus tres tutores, ordenó reunir a los caballeros que le acompañaban en su Corte y a los representantes del concejo de Valladolid.

Todos ellos acordaron enviar mensajeros a los tres tutores para intentar mediar en el conflicto.

[29]​ Al mismo tiempo, el infante Felipe dispuso en su testamento que, en caso de que su esposa estuviese embarazada en el momento de su defunción, fuese su heredero el niño o la niña que naciese, y que en caso de no ser así, heredase sus bienes su hija ilegítima María, nacida de su relación con Estefanía Gómez.

En el interior del sepulcro, según se comprobó durante una exploración arqueológica llevada a cabo en la década de los cuarenta del siglo XX, se encontraban, en completo desorden, huesos sueltos, restos de tejidos y tablas sueltas del ataúd, pues casi todos los sepulcros habían sido profanados por los soldados franceses durante la Guerra de la Independencia Española.

[33]​ Fruto de la relación extramatrimonial del infante Felipe con una dama llamada Estefanía Gómez nació una hija:

Retrato que representa a Alfonso XI de Castilla .
Retrato que se supone representa a don Juan Manuel, hijo del infante Manuel de Castilla, y nieto de Fernando III de Castilla. ( Catedral de Murcia ).
El río Pisuerga a su paso por la ciudad de Valladolid . En las Cortes de Valladolid de 1322 el infante Felipe fue reconocido como tutor del rey Alfonso XI por un período de cuatro años, hasta que el monarca alcanzase la mayoría de edad.