Para compensar la pérdida, reciben el señorío de Dueñas (Palencia) que será heredado también por su hijo.
Los favorecidos por Alfonso XI fueron el castellano Garcilaso I de la Vega, merino mayor de Castilla, y el leonés Álvar Núñez Osorio.
Don Juan Manuel y Juan de Haro, despechados por los nombramientos de Alfonso XI, decidieron unir sus fuerzas para obligar al rey de Castilla a licenciar a sus privados y reconocer su autoridad y poder en el reino.
Don Juan Manuel, que no tenía otro deseo que ser poderoso en la Corte de Castilla, se olvidó de sus promesas respecto a Juan el Tuerto y aceptó gustoso la petición del rey castellano.
Con él mandó matar a otros dos caballeros leoneses que lo acompañaban, García Fernández Sarmiento y Lope Aznárez de Fermoselle.