Se trató de un matrimonio forzado por los intereses creados en el Mediodía francés y que a punto estuvo de crear una crisis sucesoria.
Previamente al matrimonio con Pedro II estuvo casada con Barral, vizconde de Marsella.
En 1197 enviudó y su padre la cedió a Bernardo IV, conde Soberano de Cominges, para alejarla de Montpellier y ceder su herencia a su hermanastro, Guillermo IX de Montpellier.
De este matrimonio nacieron dos hijas, Matilde y Petronila.
El matrimonio aprobó entonces importantes privilegios para la autonomía comunal.