[7] Sin embargo, cuando Sancho de Castilla murió en 1312,[1] todos sus señoríos, incluyendo el de Ledesma,[8] volvieron a la Corona por haber fallecido sin dejar descendencia.
[12] Y debido a que los dos hermanastros se llamaban Sancho, algunos historiadores les confundieron a ambos en siglos pasados[13] y aún les confunden en la actualidad.
[14][15] Se desconoce su fecha exacta de nacimiento, aunque según el historiador y genealogista Jaime de Salazar y Acha debió nacer hacia el año 1285.
[29] En 1288 existía una fuerte rivalidad en la Corte castellana entre los partidarios de una posible alianza con Francia y los que pretendían que Castilla se aliara con Aragón, siendo el infante Juan, hermano del rey, y el conde Lope Díaz III de Haro, señor de Vizcaya y privado del monarca, partidarios de esta última opción,[30] aunque al final, mientras se encontraba en Toro con sus principales consejeros y con los dos individuos mencionados anteriormente, el rey se decantó a favor de la alianza con Francia.
[33] Y Margarita de Narbona, por su parte, se comprometió antes de casarse con el señor de Vizcaya a que sus hombres, en colaboración con los del infante Juan, que también poseía algunos señoríos en la zona, devastaran todo lo posible las tierras de realengo situadas junto a las ciudades de Salamanca y Ciudad Rodrigo,[30] aunque otros autores afirmaron que se comprometió a que sus vasallos reconocieran como rey a Alfonso de la Cerda, que se había rebelado contra su tío Sancho IV, e hicieran la guerra a este último.
[34] Y poco después, como señaló Antonio Benavides Fernández de Navarrete, los hombres del infante Juan y los del señor de Vizcaya comenzaron a atacar las tierras del rey desde las posesiones del joven Sancho de Castilla,[35] y Diego López de Campos tomó Castelo Rodrigo e hizo correrías en Ciudad Rodrigo.
[4][c] Y poco después Lope Díaz III de Haro se entrevistó con Sancho IV en la iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga, y el rey le pidió explicaciones al señor de Vizcaya sobre las tropelías y saqueos que se estaban llevando a cabo en las tierras de Salamanca, aunque el conde, como señaló José Manuel Nieto Soria, respondió al rey cínicamente e incluso extorsionándole,[36] que «si el infante don Juan alguna cosa face, todo lo face por mi mandado, e si lo vos por bien toviéredes todo se fará muy bien», según consta en la Crónica de Sancho IV,[30] lo que suponía una clara amenaza al rey.
[22] Y el historiador Gervasio Velo y Nieto señaló que, cuando hubo transcurido algún tiempo desde que Margarita de Narbona se rebeló contra Sancho IV, «se calmó al fin esta belicosa señora», y a pesar de que el rey tenía motivos para castigarla con severidad, este devolvió a Sancho de Castilla, que aún era un niño, todos sus bienes y señoríos,[41] y a su madre, como señaló Mercedes Gaibrois, solamente le quedaría el «mal recuerdo» de su proyectado matrimonio con el señor de Vizcaya y las numerosas pérdidas materiales ocasionadas en sus dominios.
[51][50] El señorío de Cabra y su castillo habían sido entregados en 1279 por Alfonso X a su hijo, el infante Pedro, como recompensa por su actuación en el fracasado sitio de Algeciras de 1278,[52] y el historiador Manuel Nieto Cumplido destacó que con esa permuta la Orden de Calatrava, aunque no consiguió ninguna ganancia territorial, sí logró que su poder e influencia en el reino de Córdoba aumentaran considerablemente, ya que el término y el señorío de esa villa cordobesa abarcaba, según dicho historiador, unos 227 kilómetros cuadrados.
[58] Y a continuación el infante Juan acompañó hasta Sahagún a Alfonso de la Cerda, donde este último fue proclamado rey de Castilla, Toledo, Córdoba, Murcia y Jaén, contando con la presencia y el apoyo del infante Pedro de Aragón, hijo del rey Pedro III de Aragón.
[59] Además, el infante Juan y sus aliados continuaron devastando Castilla, incendiando lugares y asesinando a gran cantidad de gente, por lo que, como señaló Manuel González García, «no es extraño» que en 1296 Fernando IV eximiera a todos los que acudieran a repoblar Salamanca del pago de todos los pechos, a excepción del de la moneda forera.
[65] Y posteriormente Dionisio I llegó hasta Simancas, situada a dos leguas de Valladolid,[66] pero no se atrevió a intentar conquistar esta ciudad, donde se encontraban Fernando IV y su madre, debido, entre otras razones, a que Juan Núñez II de Lara se negó a asediar la ciudad donde se encontraba el rey.
[66][72] Y el historiador Francisco Brandão afirmó lo mismo que el cronista Rui de Pina en su obra Monarchia Lusitana, aunque justificó esa conquista por parte de los portugueses aduciendo que en los reinos de León y Galicia y también en Andalucía les habían arrebatado numerosas posesiones.
[87] Y el día 6 de diciembre de 1301 Fernando IV cumplió 16 años y alcanzó la mayoría de edad,[g] y en esas fechas se hicieron públicas en Castilla las bulas por las que el papa Bonifacio VIII legitimaba el matrimonio de María de Molina con el difunto Sancho IV, siendo considerados desde entonces legítimos todos los hijos que tuvieron, incluyendo al propio Fernando IV.
Y Sancho de Castilla participó en el asedio al lado del rey[102] al igual que su hermanastro Sancho Pérez de Paz, según Manuel Villar y Macías,[103] que también afirmó que en dicho asedio participaron los caballeros salmantinos Juan Alfonso de Benavides y Alfonso Pérez Corcho.
[102]Sin embargo, a los pocos días de haber comenzado el asedio de Tordehumos, los ricoshombres y caballeros que participaban en él reclamaron al rey el pago de sus soldadas alegando,[102] como señaló la Crónica del rey, «que así lo podrían ellos mejor servir»,[105] y el monarca, que poco antes había obtenido la concesión de tres servicios en las Cortes de Valladolid de 1307, se vio obligado a ordenar la recaudación de otros cinco servicios más, aunque el historiador César González Mínguez destacó que cuando los nobles cobraron sus soldadas no intentaron «estrechar el cerco de Tordehumos», sino que optaron por intentar negociar con los sitiados.
[106][107] Al final, y después de que numerosos magnates desertaran y abandonaran Tordehumos junto con sus tropas, el rey se vio obligado a negociar con Juan Núñez II de Lara.
Durante el reinado de Fernando IV, Sancho de Castilla continuó ocupando el primer lugar de la cuarta columna, que correspondía a los ricoshombres leoneses, cuando confirmaba en los privilegios emitidos por el rey, y siempre lo hacía como «Don Sancho fijo del Infante Don Pedro conf.», como señaló Luis de Salazar y Castro.
[112] Y dicho historiador también afirmó que en dicho asedio participaron los caballeros salmantinos Juan Alfonso de Benavides y Alfonso Pérez Corcho.
[122] José Luis Martín señaló que el castillo de Ledesma posiblemente fue construido a finales del siglo XIII o bien por Sancho de Castilla o por su padre, el infante Pedro.
[125][k] Y antes de morir Sancho fundó una capellanía cuyas rentas estaban situadas en Monleras, que a principios del siglo XVII rentaban 100 ducados,[126] y en su testamento cedió a la aldea de Monleras, según Bernardo Dorado:[124] También conviene señalar que Manuel Gómez-Moreno afirmó que a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV Sancho de Castilla ordenó edificar un castillo en Almenara de Tormes,[127] lo que coincide en parte con lo manifestado por otros autores, que señalan que del primitivo castillo del siglo XII debían quedar pocos restos en la época de Sancho de Castilla, ya que este es mencionado en un documento de 1315 como el constructor de la fortaleza,[128] aunque otros aseguran que fue construida por su padre, el infante Pedro.
[129] Sancho de Castilla falleció en 1312,[l][3][130] y algunos historiadores señalan que murió en ese año en su villa de Ledesma[71] por causas naturales,[26] y que el obispo de Salamanca, Fray Pedro, le asistió en su enfermedad final y en sus últimos momentos[131] y celebró sus funerales[132] tras haber acudido al Concilio de Vienne.
Y fue en esta última fecha cuando el sepulcro, que se encontraba en la parte central de la iglesia, fue trasladado a la capilla mayor.
[146] Además, el lateral de la urna está adornado con un escudo de Castilla y León, y sobre la tapa del sepulcro está colocada la estatua yacente que representa al difunto con espada en sus manos, luciendo barba y vestido con una larga túnica.