Los orígenes de la veneración del apóstol Santiago en Galicia se remontan a la Alta Edad Media.
La consagración, con gran ostentación, tuvo lugar en mayo del año 899 con la asistencia de «la familia real, 17 obispos, 14 nobles y otras personalidades».
Aunque hubo diversas paradas durante su construcción, la gran cantidad de limosnas conseguidas hizo posible su vuelta al culto y su consagración en 1128.
[1] Durante el siglo XIV se produjeron grandes convulsiones sociales en Europa que desviaron los flujos de peregrinación hacia otros destinos.
Por otra parte, la Reconquista desplazó toda la atención económica y gubernamental de los reinos españoles hacia el sur.
Durante la Edad Media la «Compostelana» era un medio de indulgencia, que permitía reducir a la mitad el tiempo de estancia del alma en el purgatorio, y si ésta había sido obtenida en un Año Santo compostelano, se obtenía la indulgencia plenaria.
Verticalmente, la franja inferior está formada por las bases de las columnas, decoradas con animales fantásticos, la franja media está formada por columnas que sustentan las estatuas adosadas de los Apóstoles y la superior por los arcos que coronan las tres puertas.
La columna reposa sobre una base donde hay una figura con barba hasta el pecho (quizás una imagen de Noé) y dos leones.
Todas están coronadas con su respectivo capitel donde se representan diferentes animales y cabezas humanas con motivos de hojas.
Todas las figuras estaban policromadas y con su nombre inscrito en los libros o pergaminos que sostienen en sus manos.
Otras fuentes le dan una interpretación apocalíptica, con guerras, hambre y muerte (representadas por las bestias), situaciones que solo se pueden salvar gracias a la inteligencia humana (las cabezas de los hombres ancianos).
A la izquierda, el Cielo con los escogidos, con figuras de ángeles con niños que simbolizan las almas salvadas.
[51] En el friso central se encuentra Cristo, con personajes y escenas varias, a su derecha las seis figuras que se ven pertenecen al coro de piedra del maestro Mateo que fueron colocadas a finales del siglo XIX.
Una imagen, no identificada, sobre un zorro que se come una liebre y, frente a esta, una mujer mal vestida con un animal en el regazo, proceden de otro lugar.
Este portalón fue demolido tras haber sufrido un incendio el año 1758; algunas piezas escultóricas que se salvaron fueron colocadas en la fachada de las Platerías.
Fue una de las siete puertas menores y estuvo dedicada a san Pelayo (cuyo monasterio está justo enfrente).
Ambas campanas sufrieron un agrietamiento que obligó a su sustitución; las réplicas actuales se fundieron en Asten (Países Bajos) por la casa Eijsbouts en 1989 y fueron colocadas en la catedral en febrero de 1990.
Cuenta en la entrada con púlpitos renacentistas a ambos lados con escenas de la vida del Apóstol realizados por Juan Bautista Celma en 1578.
Finalmente se encuentra en cada ángulo la representación de las virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
Con el tiempo se fue olvidando este lugar y en enero del año 1879 el cardenal Miguel Payá y Rico decidió recuperar las reliquias y se realizaron diversas excavaciones hasta encontrar una urna que contenía huesos en la zona del ábside; después de un análisis por parte de la Universidad compostelana, la Santa Sede realizó un proceso que culminó en su autentificación por el papa León XIII en 1884 mediante la bula Deus Omnipotens.
Su nueva edificación fue debida al deseo del arzobispo Antonio Monroy y para utilizar como sacristía.
Fue utilizada como sacristía hasta 1879 cuando, por orden del cardenal Miguel Payá y Rico, pasó a tener únicamente la función de capilla.
En esta capilla se encuentra un retablo en mármol policromado de estilo plateresco cuyo comitente fue el arzobispo Alonso Fonseca y Ulloa, a principios del siglo XVI.
El manto bordado es un regalo del arzobispo y religioso capuchino, fray Rafael de Vélez.
[89] Tuvo su origen en un oratorio dedicado a Santa María, llamado de la Corticela, que fue destruido en el siglo IX.
Este espacio fue muy pronto destinado a capilla de Santas Reliquias, que se trasladaron aquí en 1537.
[103] Está capilla fue fundada por el canónico Gómez Ballo en 1529, como reza desde entonces una inscripción en su arco de entrada.
Una bóveda estrellada cubre todo el espacio, y en ella los nervios dibujan ricas formas similares a las de las crujías del inmediato claustro al que se abre.
[108] Desde el claustro se accede a la Sala capitular, edificada por Lucas Ferro Caaveiro, y al Archivo-Biblioteca de la catedral, donde se encuentran manuscritos como el Codex Calixtinus del Liber Sancti Iacobi,[N 5] entre muchos otros libros y documentos que hacen referencia a la catedral y a la historia de Galicia desde la Edad Media hasta nuestros días.
[111] En las otras salas se muestran diferentes tapices de David Teniers, Mariano Salvador Maella, Ramón Bayeu y Peter Paul Rubens.