En este siglo se realizaron algunas ampliaciones y añadidos, como la Capilla de Santiago.
Tras ser declarado Monumento Nacional en 1919, se acometieron en el templo varias intervenciones, de distinto carácter y orientación, desde 1932 hasta nuestros días.
El edificio responde a las corrientes de construcción protogótica, con una vinculación más concreta y directa con la escuela de raíz cisterciense que suele denominarse hispano-languedociana.
Está hecho en cantería y el proyecto inicial, , nunca se completó.
Presenta planta de tres naves, siendo más ancha y alta la central que las laterales.
Cuenta con crucero doble, flanqueado en su primer tramo por la torre en un lado y por la capilla de Santiago en el otro.
El crucero y las naves laterales presentan bóveda de crucería simple.
Entre los accesos que posee el templo, destaca la portada meridional doble, junto a la capilla de Santiago, sobresaliente por la calidad de sus esculturas protogóticas del siglo XIII y que recuerda en muchos aspectos las portadas románicas.
Son galerías ciegas con intercolumnios ocupados por las figuras y unidos por arcos trilobulados, sobre los que aparecen adornos de construcciones arquitectónicas.
La parte más antigua es el Calvario que lo remata, tres artísticas tallas (Crucificado, Santa María y San Juan) góticas de hacia 1300.
La quinta calle, en el centro, está ocupada por una hornacina que acoge a la venerada Virgen de Villasirga, Santa María la Blanca, talla gótica del siglo XIII en la que la Virgen se muestra sedente y con el Niño en brazos.
La capilla acoge tres sepulcros góticos: Las dos primeras obras funerarias, trasladadas aquí en 1936 desde su emplazamiento primitivo en las naves, son exentas y se apoyan sobre leones.
Inés viste túnica y lleva en una mano una panela, blasón de los Pimentel.
En algunas ocasiones la panela o corazón se ha asociado con un pimiento por la similitud con el apellido pero hemos de tener en cuenta que el pimiento llega a Europa desde América siglos después.
La riqueza escultórica de ambos sepulcros se ve acentuada por la policromía que los cubre.