Alfonso IV de Aragón

Por la conquista de Cerdeña entró en conflicto con Pisa y Génova ya que ambas ciudades italianas tenían posesiones e intereses comerciales en ella.

Ante la resistencia pisana no pudo tomar Cáller antes de un año.

Durante su reinado empezaron los primeros signos de una fuerte crisis demográfica, sobre todo en Cataluña, que se extendería desde mediados del siglo XIV hasta finales del XV, sobre todo debido a la Peste Negra.

Aunque el año 1333 no se puede considerar el inicio de las carestías que afectaron tanto a sus estados como al resto de la península, Francia e Italia, la gente percibió éstas con mayor intensidad y este año fue llamado lo mal any primer (el mal primer año), año en el que una fuerte hambruna hizo aparición debido a la escasez de trigo, resultado de las malas cosechas y, sobre todo, del bloqueo efectuado por la flota genovesa que impedía la llegada de trigo procedente de Cerdeña y Sicilia.

Esto representaba la posibilidad de un fraccionamiento del reino, a lo que se opusieron decididamente los valencianos y el heredero e hijo del primer matrimonio Pedro.

Intentó promover la cultura y dar estabilidad a las universidades.

Alfonso intentó llevar a cabo una cruzada contra el reino de Granada que Alfonso XI de Castilla no secundó, ya que este tenía buenas relaciones con el reino granadino hasta el punto de conseguir su vasallaje en 1331.

Tuvo que sofocar una rebelión en Cerdeña debido a una mala gestión de los administradores catalanes.

La guerra contra Génova se prolongó entre 1329 y 1336, año en el que murió Alfonso y se consiguió una paz precaria pero que por el momento aseguraba la posesión de la isla.

Dos meses antes de su muerte, cuando ya había enfermado, su esposa y los dos infantes del segundo matrimonio huyeron a Castilla ayudados por Pedro I de Jérica, temiendo las represalias del heredero Pedro.