Fue una mujer de gran religiosidad que acompañó a su esposo en numerosas ocasiones, incluso en algunas expediciones militares.
Blanca de Nápoles tuvo su propia Cancillería Real.
Falleció en Barcelona y fue enterrada en el monasterio de Santes Creus.
En diciembre de 1835, durante la Primera Guerra Carlista, tropas gubernamentales integradas por la Legión Extranjera Francesa (procedente de Argelia) y varias compañías de migueletes se alojaron en el edificio monacal, causando numerosos destrozos en el mismo.
Blanca y el rey Jaime tuvieron diez hijos: