A los nueve años es designado rey por su tío Sancho, que no tenía hijos, y para administrar el reino durante su minoría de edad se forma un consejo de regencia, que nombrará tutor al infante Felipe, hermano del difunto rey Sancho.
Este hecho, aunque despejó el problema sucesorio, sumió al reino en una importante crisis financiera.
Los problemas del reino parecían no tener fin, puesto que en 1341 Pedro IV «el Ceremonioso» de Aragón abre proceso a Jaime III para arrebatarle el reino de Mallorca.
En mayo de ese año, Pedro IV conquista Mallorca, en 1345 el Rosellón y la Cerdaña.
En 1905 los restos del rey fueron devueltos a la isla de Mallorca por la intervención personal de Alfonso XIII, quien dispuso que los restos del monarca fueran escoltados con todos los honores, y transportados hasta la isla a bordo de la fragata «Yáñez Pinzón».