La moneda forera era un derecho real, convertido en tributo, establecido durante la Baja Edad Media en la Corona de Castilla y que permaneció vigente durante la Edad Moderna hasta 1724.
[3] Se establece para los reinos medievales de Castilla y León (cantidades distintas en cada reino) a cambio del compromiso del rey de no quebrar la moneda, o sea devaluarla acuñando monedas de menor contenido en metal precioso.
Con el paso del tiempo se convirtió en un impuesto más que pagaban los pecheros con un mínimo de patrimonio (120 maravedíes).
Aunque al principio pagaban, enseguida quedaron exentos los nobles y eclesiásticos.
Para su recaudación se elaboraban los Padrones de Moneda Forera donde «se registraba a todos los vecinos del lugar que debían, en condición de pecheros, hacer frente al pago de la moneda forera, así como aquellos que, por su condición de hidalgos, estaban exentos.» Para tal fin, estos padrones se actualizaban cada septenio, como paso previo a su recaudación.