El ducado fue introducido por la República de Venecia en 1284, durante el mandato del dogo Giovanni Dandolo.
[2] El ducado veneciano presenta en el anverso al dogo de rodillas frente a San Marcos, santo patrón de Venecia, y en el reverso a Jesús.
Aún hoy en día, algunas cecas acuñan ducados de oro con base en cuños antiguos y los bancos los venden a inversionistas.
Los Reyes Católicos fijaron un límite máximo a la cantidad de vellón circulante, con lo que establecieron un sistema estable que funcionó prácticamente durante todo el siglo XVI.
Luis de Góngora y Argote en su poema Verdad, mentira lo cita satíricamente junto con otras monedas de la época para subrayar el poder corruptor del dinero: "Cruzados hacen cruzados, escudos pintan escudos, y tahures muy desnudos, con dados ganan condados, ducados dejan ducados, y coronas Majestad, ¡Verdad, verdad!"