1785), un futuro general que actuaría en la primera mitad del siguiente siglo, junto a su hermano Pedro, en la Revolución de los Farrapos.
[7] Ya en Buenos Aires, Viera se destacó por su acertada puntería, adquiriendo la fama de buen tirador y, una vez reconquistada la ciudad, regresó a Montevideo que lo estaba esperando con manifestaciones de aprecio.
Elío al poco tiempo, terminó declarando la guerra el 12 de febrero, para lo cual tuvo que tomar unas medidas fiscales impopulares que le permitían reunir recursos para poder solventar el uso de la fuerza para coaccionar a los pueblos a reconocer la autoridad española.
Regularizó títulos de propiedad para el pago de la contribución, cobró impuestos a las importaciones como ser cuero y tabaco, controló el contrabando permitiendo comerciar solo a buques autorizados.
Estas medidas perjudicaron a hacendados, navieros mercantes, comerciantes y rurales que estaban decayendo por esta situación crítica y por el control español al impedir el comercio con los barcos británicos.
A estas medidas se sumaron empréstitos forzosos a propietarios, hacendados y comerciantes, y en consecuencia, algunos jefes militares al servicio del gobierno español, se iban pasando de bando.
El pueblo oriental por estas fechas, ya estaba exacerbado y difícil de contener.
José Gervasio Artigas y Pedro José Viera dirigieron sus tropas hacia Montevideo y fue adonde vencieron a los realistas en la batalla de las Piedras, el 18 de mayo del mismo año.
Artigas que había repudiado también el armisticio desde el otro lado del río Uruguay, decidió por lo pronto marcharse con sus soldados pero además fue acompañado por gran parte de la población civil, en lo que se denominó «La Redota» (derrota) o bien como el «Éxodo del Pueblo Oriental» en el cual también se encontraban Pedro José Viera con su mujer Juana Chacón Montiel y Álvarez Orrego llevando consigo a su pequeño hijo, Celedonio Viera Chacón, y dos carruejes con sus pertenencias.
Este instaló su campamento en el arroyo entrerriano de la China, a solo 6 leguas adonde se había acantonado Artigas, y siendo poco fluidas la relación entre ambos jefes, fue deteriorándose más aún, por las acciones del porteño que obstaculizaba a las del oriental.
Por entonces, Pedro José Viera se alejó de Artigas y se plegó a Sarratea quien decidió poner sitio nuevamente a Montevideo, aunque esta medida no le resultaba eficaz porque la plaza fortificada recibiría por agua, pertrechos de guerra y alimentos.
El 21 de marzo del citado año, Viera fue nuevamente ascendido a teniente coronel graduado.
Finalmente Pueyrredón concertó una entrevista con Dorrego pero traicionando la tregua, al término de la misma, ordenó su arresto y destierro embarcándolo en un buque británico con destino a la colonia española de la isla de Santo Domingo, aunque no llegó a destino ya que la tripulación y su capitán decidieron dedicarse a la piratería, liberando a Dorrego pero al ser capturado el buque y explicando lo acontecido quedó definitivamente en libertad, llegando a Baltimore, en los Estados Unidos, donde pronto se le unieron los demás miembros de su partido que también habían sido expulsados por dicho director supremo.
El 11 de junio del mismo año, luego del resultado del sumario, la superioridad ascendió al militar Pedro Viera al rango de Coronel graduado pero Viera, curiosamente, se tomó un respiro abriendo una pulpería en la ciudad de Buenos Aires, dedicándose así al comercio.
Tagle fue arrestado por una revolución abortada, en agosto de 1822, aunque liberado al poco tiempo.
Cuando arribó Tagle al otro lado del Río de la Plata, fue arrestado en Montevideo por Carlos Federico Lecor quien fuera el gobernador brasileño de dicha provincia, y que tardaría meses en liberarlo.
Luego dividió sus fuerzas para avanzar hasta Chincha y Nazca, librándose en este último lugar una victoriosa batalla el 14 de octubre y jurando de esta forma la independencia el día 16 del mismo mes.
Este sublevó la expedición de veinte mil soldados destinados al Río de la Plata para auxiliar a los realistas americanos, aparejando como consecuencia que cesaran las expediciones de refuerzos peninsulares y motivando que los dos grandes virreinatos —Nueva España y Perú— que hasta el momento habían contenido los avances revolucionarios hispanoamericanos, tomasen caminos opuestos.
El nuevo virrey trasladó la capital virreinal al Cuzco, abandonando Lima y su población de diez mil españoles residentes, a manos de los insurgentes, si bien el Ejército Real del Perú terminó destruyendo sucesivos ejércitos independentistas.
Luego de lo acontecido, Silveira logró forzar el sitio impuesto por Juan Antonio Lavalleja.
Manuel José García firmó un tratado que luego sería conocido como el «tratado deshonroso», ya que reconocía la soberanía del Imperio sobre la Provincia Oriental y se comprometía a pagarle a Brasil una indemnización de guerra.
El padre Caldas que era un conocido revolucionario brasileño pernambucano que habiendo luchado por la separación de su provincia natal en 1825, conformando la frustrada Confederación del Ecuador en contra del absolutismo imperial, se había instalado en tierras cisplatinas profesando sus ideas liberales y fue allí en donde conoció a Gonçalves da Silva, en Cerro Largo de la Banda Oriental del Río Uruguay que volvía a formar parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata, aunque produciéndose una guerra por ello.
Bento estuvo establecido en Cerro Largo como comerciante desde 1812, luego de la primera campaña cisplatina que comenzara en 1811, y se había casado con una lugareña en 1814.
En 1832 Caldas le presentó a Lavalleja y este lo contactaría con el gobernador federal de Buenos Aires.
[12] Pedro José Viera viendo que era posible derrotar al imperio y liberar a su tierra del absolutismo reinante, participó con el grado de coronel junto a su hermano —el coronel Félix Viera— en dicha revolución que proclamó unilateralmente la independencia de la República Riograndense, bajo las órdenes del general Domingo Crescêncio de Carvalho.
Posteriormente fue transferido a Salvador de Bahía donde quedó preso en el «Forte do Mar».
[13] El nuevo logístico plan era conformar la «Federación del Uruguay» que englobaría a Río Grande del Sur, Santa Catarina, Uruguay, Entre Ríos, Corrientes con Misiones, Santa Fe y Paraguay.
Tuvo ante todo cinco capitales durante sus nueve años de existencia, siendo estas oficialmente tres: Piratini, Caçapava do Sul y Alegrete, además de Bagé (solo por dos semanas) y São Borja.
El luso-brasileño y patriota latinoamericano Pedro José Viera se unió tres[17] veces en matrimonio: Pedro José Viera se distinguió por su espíritu llano, liberal, de bondad y justicia.
Además por su carácter activo e inteligente, siendo buen conversador y «zapateador» en las fiestas campesinas, le apodaron «Perico, el Bailarín».