Regresó a su Alto Perú natal en 1813, acompañando las tropas independentistas del Ejército del Norte, con la intención de continuar sus estudios en la Universidad de su ciudad natal.
Ésta lo autorizó a prestar asistencia legal al ejército realista, que desde 1820 tenía su base en Tupiza y estuvo al mando de su tío, el general Pedro Antonio Olañeta.
Este lo nombró su secretario y le encargó de darle una orientación política a su acción militar.
El general formó su propio ejército y su sobrino lo convenció de proclamarse virrey.
De la Serna envió contra él al general Jerónimo Valdés, debilitando aún más a sus ejércitos.