A continuación, se incorporó al sitio de Montevideo, hasta su caída en manos patriotas en 1814.
[20] Se dedicó a la educación de la juventud e hizo un censo en el citado año dando 471 habitantes.
Al estallar en 1825 la Guerra del Brasil, la zona se convirtió en el sitio preferido por los corsarios que luchaban con bandera argentina.
La situación del fuerte se volvió muy inestable, con más prisioneros que tropa para cuidarlos, y más marineros y desertores que población estable en el pequeño pueblo.
Lacarra hizo lo que pudo por mantener cierto orden, mientras pedía desesperadamente ayuda a Buenos Aires.
Vencieron a los 100 artilleros que intentaban cerrar la boca del río, y luego ingresaron al mismo.
Los brasileños se retiraron con la intención de reembarcarse, pero Lacarra se les había adelantado: había hecho que las pequeñas embarcaciones argentinas tomaran por asalto las naves varadas.
De esta manera y en la misma ciudad, ocupaba en los siguientes años puestos muy secundarios.
Este último en 1829 tuvo que hacer frente a un sitio en enero del mismo año, perpetrado por los hermanos Pincheira —unos cuatreros realistas chilenos cuyo centro estaba en los valles cordilleranos de Varvarco— y sus aborígenes aliados, como los mapuches-borogas y los pehuenches araucanizados, que tenían como objetivo restablecer el dominio del rey Fernando VII de España en la región, aunque nunca lo concretaran.
[6] Testificaron la identidad del cadáver ante el curato parroquial Clodomiro Arzac y Leonardo González.
También existen varias calles en su honor con el nombre de Coronel Lacarra: en Gerli y Crucecita —ambas localidades ubicadas en el partido de Avellaneda (Zona Sur del Gran Buenos Aires) y otras dos mas en los partidos de Morón y Merlo, estas últimas en la Zona Oeste del Gran Buenos Aires.