Según José María Lacarra, en la corte de Olite «vivía recogida en sus devociones, enfermiza, rodeada de médicos que con frecuencia eran moros y judíos a los que contagiaba su piedad».
[15][16] En estos primeros años, para 1402, ya han desaparecido sus hermanos varones (Carlos y Luis), mientras que tres hermanas no tardarían en hacerlo: María (1406), Beatriz (1407) y Juana (1413) que era la mayor hasta entonces.
Sólo otra hermana más pequeña, Isabel, y ella sobreviven a todos ellos.
[28] En 1405 Martín el Joven abandona temporalmente Sicilia para retornar a Aragón; poco antes, el 22 de octubre de 1404, Blanca es nombrada "vicaria" (regente) del reino por su esposo durante su ausencia.
En las funciones de gobierno, será auxiliada por un Consejo formado por administradores y representantes electivos de las principales ciudades sicilianas, así como por exponentes del poderío catalán en el reino.
La noticia la registra Andria di Anfusu, «juez de la cámara regional y poeta» que en su Canto sull’eruzione etnea del 1408, destaca «su actitud ejemplar y firme durante la erupción»[23] y que, como afirma Salvatore Tramontana, «con tono aúlico, delinea la identidad moral de la reina y enumera sus singulares virtudes: piedad, nobleza, magnificencia exquisita, generosidad, justicia, fama, gloria, energía, firmeza.»[30] Martín el Joven nunca regresaría al morir en Cagliari, el 25 de julio de 1409, víctima de malaria.
[31] Pronto comenzaron nuevos planes matrimoniales para la reina-viuda y vicaria de Sicilia.
[32] En el mismo año de 1410 un nuevo compromiso es arreglado para Blanca, esta vez con Eduardo, hijo y heredero del duque Roberto I de Bar.
Es probable que el compromiso fuera también cancelado, aunque es asimismo posible que la boda se frustara debido a la prematura muerte del entonces duque Eduardo I (quien había sucedido a su padre en 1411) en la batalla de Azincourt en 1415.
Los sicilianos llegarían a ver en ella un símbolo de independencia frente al dominio aragonés.
[40][f] En Barcelona se suman otros miembros de la corte, como Godofre o Lancelot.
[41] La figura de Blanca de Navarra tras esta etapa vital siciliana genera, según la profesora Laura Sciascia, un auténtico mito y también se la describe como una mujer «guapa, muy guapa: lo había dicho su suegro, que había apostado sus cuatro reinos a esta niña sabia, atractiva y "endreçada", entrenada para reinar.» Así también lo dicen sus súbditos, como el ya mencionado Andria di Anfusu, admirado por esa actitud valiente, ejemplar y firme mostrada durante la erupción del Etna del 9 de noviembre de 1408,[30][42] que canta las alabanzas hacia la reina, resaltando su belleza y realeza al tiempo que «le atribuye aquellas habilidades taumatúrgicas conferidas por la sacralidad de la Corona.» En la misma línea lo confirma Lorenzo Valla que afirma «que la reina era de una gran y rara belleza» relatando la picante historia del viejo, feo y ambicioso Bernardo de Cabrera que, enamorado de la bella reina, la persigue por todo el reino obligándola a huir de su cama y refugiarse nadando en un barco.
[48][32] Para ese entonces, Blanca ya era una viuda madura de treinta y cinco años, mientras que el infante aragonés era apenas un joven de veintidós años.
El 11 de junio «los Tres Estados del reino, reunidos en Olite, lo juraron como rey de Navarra una vez hubiese muerto su abuelo y su madre».
Inés llegará a Bilbao con una colosal escolta de 200 caballeros.
Años más tarde, su hija Leonor dispuso que se trasladaran a Nuestra Señora de la Misericordia de Tafalla, pero tampoco se llevó a efecto.
Su resultado demostró que eran falsos los restos del príncipe y por consiguiente los de su madre.
Dada la transcendencia histórica decisiva que tuvo este documento en la etapa final del reino de Navarra, es pertinente, por ello, explicar la situación de las fuentes documentales que han podido servir de base a los distintos autores en sus argumentaciones.
Más cuando recientemente ha entrado en el juego de las interpretaciones de estas últimas voluntades una copia del documento hecha tempranamente pero conservada en Francia.
[68] Además del original, existen otras tres copias (o traslados notariales[g]) realizadas en fechas posteriores también conservadas en AGN: 1579 (C),[69] 1602 (D)[70] y 1713 (E).
[71] Todas ellas presentan en el texto espacios en blanco, especialmente las copias D y E, debido a lecturas complicadas del original que en la actualidad presenta problemas de lectura en los mismos espacios; incluso, por el paso del tiempo, actualmente su lectura es aún más complicada en palabras de Idoate.
[72] Sin embargo, la primera copia cronológicamente hablando parece que está realizada antes de 1500 (B) y se conserva en los Archivos departamentales de los Pirineos Atlánticos (ADPA), en Pau.
[73] Esta copia, a diferencia de las anteriores, «podía conservar el texto íntegro del original» aunque tampoco es completa.
Sin embargo las omisiones de B sí aparecen en C, D y E.
Alejar del trono a don Juan significaba debilitar a los aragoneses en Castilla y en todos sus proyectos; significaba la pérdida de toda su influencia en esa área.