[6] O, en las palabras de un personaje moderno que se considera conservador: «las raíces del mal son histórico-genéticamente las mismas en todo el mundo occidental.
Izquierdismos en todas sus variedades y manifestaciones modernas, a las que en EE.UU. se aplica, perversamente, el término liberalismo».
[8] Este conservadurismo «En los hechos (....) propició cambios de hondo calado y trascendencia (los derechos políticos británicos, o los derechos sociales bismarckianos)»,[9] Esta versión del conservadurismo es, a menudo, llamada «liberal», así, por ejemplo, Rosemary Radford Ruether observa: «Hay un conservadurismo económico y político, de libre mercado, capitalismo libre de cualquier regulación del gobierno, usualmente unido a un fuerte nacionalismo, como el número uno del mundo, lo que lleva a priorizar el apoyo para la policía y un presupuesto grande para el ejército.
[10] Dicho conservadurismo, prevalente sobre todo en el mundo anglosajón, tiende a ver la historia como un continuo ensayo y error donde se debe de aprender del pasado, y adoptar de él aquellas cosas que hayan funcionado mejor.
Al mismo tiempo, abolió el «compuestaje», sistema en el cual los arrendatarios pagaban no solo renta, pero intereses sobre ella (a menos que pagaran por adelantado, lo que, obviamente, la mayoría de los trabajadores no estaba en condición de hacer).
[54] Todo eso se concretó en el sistema Bismarckiano de reformas sociales (llamado por algunos Capitalismo renano), el que, a través del «Deutsche Konservative Partei» (fundado en 1876), logró crear una alianza social amplia, abarcando la nobleza, la iglesia evangélica y otros sectores cristianos (incluyendo la tendencia llamada 'socialcristiana'), los grandes terratenientes, los partidarios del gobierno de Bismarck, tales como Helmuth von Moltke, intelectuales tales como el historiador Hans Delbrück, etc. De gran importancia en ese periodo fue la "Zeitschrift für Bergrecht" (Revista jurídica), que promovía esas visiones a través del territorio de habla alemana, facilitando mayormente la unificación alemana como proyecto nacionalista y monárquico conservador.
Esta visión ha sido muy criticada en Alemania por ser uno de los factores que legitimó el estado nazi.
[55] La visión alternativa, que puede ser llamada del liberalismo conservador, se encuentra en la escuela de Friburgo (véase también ordoliberalismo) resalta la importancia del derecho institucional, estableciendo así las bases para el Estado Social de Derecho moderno.
Se discute en círculos académicos sobre si existe o no una corriente genuinamente conservadora en la historia política en este país.
Es común, además, la afirmación sobre la no existencia de una ideología conservadora en la tradición intelectual y política norteamericana —con contenido ideológico equivalente al conservadurismo tal como fue fundado como corriente política en Europa— y que lo que usualmente se llama conservadurismo en EE. UU.
Sin embargo, la dominancia de esas ideas «conservadoras» —particularmente la promoción de los intereses estadounidenses a nivel regional y continental— pronto se hizo general, dando así nacimiento al llamado consenso americano[57] (véase también Doctrina del destino manifiesto).
Esta posición tiende a considerar que el gobierno tiene un papel legítimo en apoyar o incluso promover valores sociales y morales en la sociedad.
Sin embargo, no hay un acuerdo general acerca de cuales serían exactamente tales valores, así, es difícil generalizar al respecto.
Este conservadurismo es ideológico en que es “milenario” o tiene como fin implementar la fundación de la Nueva Jerusalén.
Otra alternativa, que se puede llamar tradicional o intelectual, en que se ve como heredera de lo mejor del conservadurismo tanto estadounidense como europeo, centra sus posiciones en una percepción del ser humano como un ente eminentemente moral, valorizando principalmente el papel del orden y la religión como fuente específica de sentido en la vida de los individuos y rechazando específicamente a toda y cualquier ideología.
Igualmente promueve la función social de las jerarquías y fe, la familia «natural», «libertad en orden», etc.
Como representantes de esta tendencia en su versión más contemporánea encontramos a Samuel Phillips Huntington, Kathryn Jean López, Dinesh D'Souza y Russell Kirk quien trazo, en su The Conservative Mind (La mente conservadora), el desarrollo del pensamiento conservador en la tradición estadounidense, a partir de John Adams hasta George Santayana dando una importancia especial a las ideas de Edmund Burke.
Esta tendencia ha sido altamente controversial, incluso para otros sectores conservadores, debido tanto a sus orígenes como objetivos.
Ambos sectores lograron un acuerdo de repartición del poder, que algunos denominan «moderantismo», que se expresó políticamente en un sistema bipartidista en el cual los fraudes electorales, apoyados en el caciquismo hacían posible la alternancia como medio de evitar conflictos.
Durante esa época surge también la Falange Española, que muchos consideran una expresión de derecha extrema o fascista.
Mientras la gran mayoría eran republicanos, en México Agustín de Iturbide buscaba una monarquía constitucional y exclusivamente católica.
A pesar de que algunos conservadores —como Manuel Oribe en Uruguay— y el mismo Portales fueron modernizadores, otros, por ejemplo en Venezuela —bajo la dirección de José Antonio Páez— buscaban mantener incluso la esclavitud, Tanto Rosas como Portales proponían orden y defensa de la legalidad, pero estaban claramente dispuestos a violarla cuando así les convenía,[82] mientras que en Colombia José Eusebio Caro afirmaba: «El conservador condena todo acto contra el orden constitucional, la legalidad, la moral, la libertad, la igualdad, la tolerancia, la propiedad, la seguridad y la civilización».
Consecuentemente, Spencer se oponía —radicalmente— a todas las manifestaciones de «socialismo», tales como la educación pública generalizada u obligatoria, bibliotecas públicas, leyes de seguridad industrial, y, en general, a toda legislación o proyecto social.
[98] A diferencia de países Colombia o Chile, Perú no ha definido una tradición política conservadora.
[101] El tradicionalismo surgió en Europa a lo largo del siglo XVIII, sobre todo como reacción al caos de las revoluciones inglesa y francesa.
[102] Ya que surgieron varias variantes nacionales y a su vez otras combinaciones con otros ideales, la mejor forma para distinguir el conservadurismo hoy en día es observando cuales son las premisas de estos ideales políticos, que tienen influencias en muchos lugares en la actualidad.
Esta última posición es, en general, una novedad en el conservadurismo europeo, y su introducción se dio mediante la ex primera ministra británica Margaret Thatcher.
Este tipo del conservadurismo nace por la oposición a las variantes conservadoras que surgieron al fusionarse con otros ideales.
Esto viene por las grandes matanzas tanto comunistas como del totalitarismo, lo que también incentiva su ideal de oponerse a cualquier genocidio.
El conservadurismo nacionalista surge de los procesos políticos que tenían tendencia a un proteccionismo radical.