También fue ideólogo y fundador del Partido Conservador Colombiano, junto con Mariano Ospina Rodríguez.Mientras su padre estaba en Londres, el niño José Eusebio prácticamente vivía con su abuelo Francisco Javier, quien fue su primer maestro, hasta que murió en 1826.Bajo la tutela del "sinuoso" Arangil y gracias a su dominio del francés: "el joven Caro traduce los artículos que en su lengua materna escribe el mefistofélico Doctor Arangil; allí, en ese misterioso gabinete, cual un Fausto que vendiera su alma joven a un diablo viejo, cambia Caro normas eternas e imperecederas de moral y de filosofía cristianas por novísimas teorías importadas al país con deliberados propósitos ideológicos"[1].Por aprobación unánime obtuvo el grado de Bachiller; mas nunca quiso ejercer la profesión"[6].Cuenta José María Samper en su autobiografía Historia de un alma: "Al reunirse el segundo jurado, el debate fue vehemente y borrascoso, y hubo en las barras violentas escenas verdaderamente multitudinarias.Al cabo, el jurado condenó a Cárdenas como calumniador; bien que luego quedó este libre de pena, y se alegó por la oposición que la barra liberal había hecho coacción al jurado.Sin embargo, Caro se niega a comentar o a retractarse, por lo que Samper decide adelantar una reparación judicial para comprobar la evidencia, al tiempo que un tal Joaquín Pablo Posada presentaba otra denuncia contra Caro[18].El objetivo de la obra, en palabras de José Eusebio Caro es "demostrar cuál es el Estado definitivo a que va encaminado la Especie humana, y cuáles son los medios que deben emplearse para apresurar su advenimiento"[24].Allá pensaba estar hasta el 12 de febrero para poderse devolver con tranquilidad a Bogotá, pues iría acompañado de "un rojo" (así le decía a los liberales) como Fernando Conde[26].Sin embargo, los 15 días que estuvo en Santa Marta fueron letales porque en estos muere de fiebre amarilla.La obra filosófica de Caro se puede dividir, siguiendo a Jaime Jaramillo Uribe, en tres etapas intelectuales[27].En 1885, fueron reeditadas en Madrid, con lo cual comenzó a tener el alcance universal que merecía.