La Revolución Conservadora mantuvo una relación ambigua con el nazismo desde los años veinte hasta principios de los treinta, lo que ha llevado a los académicos a describirla como una forma de "prefascismo alemán" o "fascismo no nazi".
[1]Aunque comparten raíces comunes en las ideologías contrarias a la ilustración del siglo XIX, este movimiento dispar no puede confundirse fácilmente con el nazismo.
[6] A partir de los años 1960-1970, el movimiento revolucionario conservador influyó en gran medida en la Nueva Derecha europea, en particular en la Nouvelle Droite francesa y la Neue Rechte alemana,[7]y a través de ellas en el movimiento identitario europeo contemporáneo.
La guerra y la Revolución alemana de 1918-9 eran para ellos una ruptura con el pasado, que los dejó muy desilusionados.
El término «Revolución Conservadora» es anterior a la Primera Guerra Mundial, pero la influencia de escritores tales como Ernst Von Salomon y Ernst Jünger y los teóricos políticos Carl Schmitt y Edgar Julius Jung fueron instrumentales en su transformación a un movimiento político reconocido durante la República de Weimar, expresándose a través de figuras del establecimiento político legal tales como Ernst Forsthoff, Kurt von Schleicher y Franz von Papen.
Algunos conservadores revolucionarios apoyaron la dictadura, habían promovido y estaban contentos con la supresión de la democracia, sin embargo criticaban y se oponían a los aspectos más «progresistas» del nacionalsocialismo, otros simplemente nunca apoyaron al régimen nacionalsocialista ni sus medios, por ejemplo Ernst Niekisch o Von Salomon.
Schmitt y sus admiradores afirman que él se mantuvo alejado del nacionalsocialismo.